Pedro Serra, el fin de una época
Su poder al margen de los medios fue una concesión extravagante de los sucesivos gobernantes de Balears
"La línea roja" de Matías Vallés (06/11/18)
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
PALMA
La forma más mallorquina de valorar la figura del editor Pedro Serra, fallecido el viernes, señala que supone el fin de una época.
Esta ambigüedad autóctona preserva el mito del hombre de tinta, entregado a una isla que quiso forjar a su medida.
Serra define no solo para bien, o no solo para mal, a la sociedad de finales del siglo pasado, y es curioso que su peso decayera en cuanto acentuó su perfil personal.
Aparte de sus logros editoriales y culturales, Serra demostró la mediocridad de una clase política que le adoraba por miedo y con muy contadas excepciones.
Su poder al margen de los medios fue una concesión extravagante de los sucesivos gobernantes de Balears.
Y, como todos los poderosos, sucumbió a la tentación de excederse en sus perrogativas.
Hay damnificados, que deben ser respetados, y que como buenos mallorquines también pasan página en silencio por el respeto debido a la muerte de un ser humano.
Serra fallece con 90 años, ¿quiénes son los emprendedores cuarentañeros actuales que renovarán el mundo de la comunicación en Balears?
La lección es que los medios no hunden a gobernantes, y menos con la diseminación actual.
Bastante es que te escuchen, y conviene dar las gracias.
