Tras nueve meses de obras, ha sido niña. Se llama Gran Vía, y no es precisamente una recién nacida. Para sus 109 años, 7 meses y 19 días estrena cara. Cara, semáforos, árboles y muchas cosas más. Lo que no es nuevo son las sensaciones, las vivencias que genera en la gente que pasea por ella. Muchos de sus viandantes lo dicen: «hay tantas Gran Vías como personas la han pisado». Una Gran Vía que ahora se ha transformado. Cambia y muta para volverse, según el Ayuntamiento, más amable para el peatón. Un peatón que le ha arrebatado a los vehículos 5.400 metros cuadrados, con unas aceras más anchas de casi tres metros más por cada lado. El nuevo pavimento es color gris alba y negro ochavo y el asfalto fonoabsorbente, absorve el ruido, mientras que los 89 nuevos árboles son Pyrus Chanticleer.