Volar no es un placer

Palma

. Recordar que volar no es un placer parece una perogrullada.

Las técnicas de enlatado de pasajeros desarrolladas por la aviación comercial han convertido el contacto con los cielos en un suplicio.

En Balears, la frase ‘volar no es un placer’ trasciende las condiciones en que se realiza el viaje, para afectar a su razón de ser.

La mayoría de las veces, los ciudadanos de Balears no vuelan para disfrutar de unas vacaciones.

Han de coger un avión para motivos que en otros territorios serían triviales, como visitar a unos familiares a cien kilómetros de distancia.

En las islas, embarcar en un avión equivale a coger un autobús.

El Gobierno y Europa se niegan a otorgar la condición de servicio público a un vuelo desde Palma, Ibiza o Maó a Barcelona.

Sin embargo, ¿cómo se llama un viaje que tiene por objeto una revisión médica?

Por mucho que diga el REB, el Govern no logrará demostrar a Madrid y Bruselas que volar no es un placer.

Al menos, hace bien en atender al clamor ciudadano y sancionar con multas ejemplares a las compañías que se empeñan en que un vuelo, además de no ser un placer, ha de provocar el máximo dolor posible.