Fútbol
Opinión

Vísteme despacio

Eugenio Camacho

Sixto de la Calle, en el centro, junto al ex futbolista del Xerez DFC, Romerito, y al ex presidente, Pepe Ravelo / Xerez DFC

Jerez de la Frontera

A menudo me pregunto qué pensaría Sixto de la Calle de los derroteros que está tomando el Xerez Deportivo FC, club que él mismo fundó en junio de 2013, como ya hizo 66 años antes con el Xerez CD. Lamentablemente, el padre en muchos sentidos del nuevo xerecismo apenas vivió el proyecto cuatro temporadas y falleció hace año y medio dejándonos en cierta forma huérfanos de referente. Su mesura, perspectiva, visión y liderazgo se echan en falta desde entonces. Nos queda sin embargo su ejemplo, pero lejos de tenerlo presente como inspiración y guía permanentes, lo hemos ido dejando atrás como parte de la historia de este sentimiento.

Tomando como referencia la famosa frase "el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla", invitaría desde estas línas a los aficionados a consultar algunos de los libros que se han editado sobre la historia del fútbol en Jerez para que comprobasen una vez más en qué terminaron los sucesivos proyectos xerecistas sustentados en el derroche económico y que prescindieron de ese maná llamado cantera del que viven desde hace muchas décadas clubes que son clarísimas referencias de nuestro fútbol.

En su sexta temporada de vida, el Xerez DFC puede presumir de estar compitiendo ya en categoría nacional y aunque no acaba de contactar con los cuatro primeros puestos que dan acceso a disputar el play off de ascenso a Segunda B, es de los equipos que están implicados en la pelea por subir.

Esto, que debería ser un éxito en un club fundado hace poco más de un lustro, no es suficiente para buena parte de aficionados que, en parte debidamente calentados por las incontrolables redes sociales, exigen un cambio del técnico actual Pepe Masegosa (no parece importar mucho quien venga como sustituto) porque el club con más presupuesto de la categoría debería jugar mejor al fútbol y llevar sumados a estas alturas entre 5 y 6 puntos más.

Sin entrar en si estoy en contra o a favor, pero observando los acontecimientos con perspectiva, como seguramente hubiera hecho mi querido Sixto, lo que de verdad me preocupa de mi club son otras cuestiones. Por ejemplo, que en estos cinco años y  medio no haya un sólo jugador en el primer equipo que haya salido de la cantera (podría enumerar como mínimo diez con cualidades suficientes que se marcharon aburridos por falta de oportunidades o porque no se les valoró lo suficiente) ¿Qué mensaje estamos lanzando a nuestros jóvenes de las categorías inferiores si no hemos contado con ellos ni en Regional y las prisas. las exigencias y la presiones están siendo  cada vez mayores?

O que no se apueste realmente por la cantera como presente y futuro sobre el que deben pivotar los sucesivos proyector deportivos. Que se retome la escuela de formación de técnicos de la casa que inicialmente iba a dirigir uno de los mejores entrenadores de España, el jerezano Carlos Orúe.

O que en todos estos años casi todo el presupuesto anual se destine a fichar futbolistas de calidad que vienen de vuelta en lugar de destinar una pequeña partida a ir dotando al club de algún patrimonio del que todavía carece.

O que hace dos años una campaña electoral sucia, al estilo de las que observamos con verdadero sonrojo en el mundo de la política, rompiera socialmente en dos a la entidad entre vencedores y vencidos, y que, a pesar del tiempo transcurrido, ni unos ni otros hayan dado aún su brazo a torcer, y el gran perjucidado sea el club que supuestamente debería estar por encima de todo.

O que, salvo en casos contados, todo aquél que ha dejado de aportar al club como jugador, técnico, directivo o voluntario se haya ido quedando atrás como si fuera un apestado, en lugar de seguir aportando su experiencia y conocimientos a los que ocuparon sus puestos.

O que ni siquiera una mínima parte de los 3.000 socios participen del club más que cada quince días desde sus asientos de Chapín, ni que la actual junta directiva esté siendo capaz de atraerlos a pesar de iniciativas tan felices a priori como el Ateneo.

Pero lo que más me preocupa de todo son las prisas excesivas que tenemos por crecer, sin pensar si quiera si lo estamos haciendo adecuadamente o si podemos caer fácilmente en el efecto cohete. Ante la opinión pública, el presidente Rafael Coca ya ha dicho que el club no tiene prisas, lo que se contradice con la profesionalización de un plantel llamado a ascender sí o sí y la exigencia creciente por parte de la hinchada. Hace dos temporadas, casualmente en la misma categoría que el Xerez CD, la histeria colectiva se apoderó del club dentro y fuera, el equipo entró en modo bloqueo y, después de pasar hasta cuatro técnicos por el banquillo, fue incapaz siquiera de alcanzar uno de los cuatro puestos de ascenso directo a Tercera y debimos pasar otro año extra más en el purgatorio de la División de Honor.

Concluyo mi pensamiento es voz alta como lo empecé, con otra frase célebre. En este caso con la que contaba Benito Pérez Galdós en sus episodios nacionales. Se encontraba un día el rey Fernando VII acompañado de su ayudante momentos antes de asistir a una importante reunión. Influido por el nerviosisimo de querer vestir al monarca a toda prisa, el ayudante no atinaba a realizar correctamente su tarea, por lo que el rey le espetó: "Vísteme despacio que tengo prisa".

El futuro es nuestro y siempre estaremos a tiempo de rectificar el rumbo. Cuanto antes, desde luego, mejor.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00