Cardona sale de la cárcel

Palma

La cárcel no fue concebida para alojar a Rodrigo Rato, ni a Iñaki Urdangarin, ni a Jaume Matas, ni a Maria Antònia Munar.

Ni al conseller ibicenco José Juan Cardona, que logró con 16 años la pena más alta por corrupción hasta la llegada de Gürtel.

Entonces, la pregunta ha de ser por qué los han metido en la cárcel.

Salvo que esta pregunta es inexacta. La formulación correcta es por qué se han metido en la cárcel.

Ninguno de ellos necesitaba embarcarse en manejos corruptos para disfrutar de unas condiciones de vida muy superiores a las nuestras. Chóferes oficiales, secretarios, dietas, viajes exóticos a todo tren, estancias gratuitas en hoteles de lujo.

Por lo visto no era bastante.

El daño que han hecho a España, o a Balears, los Urdangarin, Matas y así hasta llegar a Cardona, es incalculable, muy superior a las penas garantizadas por decenas de jueces sin excepciones.

La condena concreta a Cardona se extiende en 500 folios escalofriantes, con un completo surtido de actividades criminales. Tiene derecho a sentirse inocente, como la inmensa mayoría de los políticos condenados.

Y ahora, Cardona ha abandonado para un breve permiso la cárcel donde nunca debió entrar. Pero solo él puede aclarar por qué lo hizo.