Lo siento por Carlos Moyá
Conocí al entrenador de Nadal cuando se retiraba, y descubrí que era mucho más inteligente que la imagen frívola que él mismo había querido transmitir

"La línea roja" de Matías Vallés (28/01/19)
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Palma
Buenos días por decir algo, puesto que nuestro honor quedó ayer magullado, y nada menos que en Australia.
Si pensamos que todo el mundo estuvo ayer pendiente de un mallorquín, experimentamos un subidón en nuestra autoestima.
Cuando añadimos que nos referimos a la derrota de un mallorquín, decae nuestro estado de ánimo.
Y además, el desastre de Rafael Nadal fue tan rápido.
No nos acabábamos de sentar tras el madrugón dominical, y ya todo estaba perdido.
Las alegrías siempre son iguales, pero cada persona vive el dolor de forma distinta.
Me permitirán pues que yo lo sienta especialmente por Carlos Moyá.
Conocí al entrenador de Nadal cuando se retiraba, y descubrí que era mucho más inteligente que la imagen frívola que él mismo había querido transmitir.
El niño Nadal tuvo la suerte de entrenar con el número uno del mundo de sus tiempos, un honor que no tuvo ningún tenista de su generación.
Y hoy, Moyá ha permitido que Nadal tomara las riendas de su carrera.
La dedicación de Moyá para retrasar el otoño de su campeón merece una recompensa.
Aunque consolidar a Nadal como el mejor dos del mundo no es una gesta despreciable.




