"El feminismo vive un momento dulce, hay una conciencia que se ha extendido"

Fuenlabrada

El pasado 8 de marzo, marcó un antes y un después en el feminismo en nuestro país. Fue un aldabonazo que ha permitido poner en el debate y en la agenda la igualdad entre hombres y mujeres. Se habla de ello, los medios se preocupan y se ha conseguido que incluso tengan personas responsables de igualdad, en definitiva, se habla con más naturalidad del feminismo.“Somos más conscientes de lo que tenemos y de lo que no estamos dispuestos a renunciar”. Así lo reconoce Sara Mateos, Licenciada en Ciencias Políticas, Máster en Políticas de Igualdad por la URJC.

Cree que la sociedad se ha sensibilizado más con la igualdad y los derechos por conseguir de la mujer. Y es que esta getafense lo tiene muy claro y al hablar de la ampliación del movimiento feminista, asegura que “vive un momento especialmente dulce” al contar con la implicación de mujeres jóvenes y de muchos hombres. “La sociedad está compuesta por hombres y mujeres, el feminismo es igualdad y ahí estamos implicados una parte y otra de la sociedad y es imposible hacerlo si no están las dos”.

Muy importante, recuerda son las mujeres jóvenes, porque dice, son el futuro y “recogen la semilla de un movimiento que tiene detrás mucha lucha para conseguir derechos”. Y es que reconoce que la igualdad legal está en las democracias occidentales, pero todavía hay muchas cosas que nos impiden hablar de igualdad efectiva.

A los hombres que se sienten agredidos, menospreciados por la ola reivindicativa, los menos, según Mateos, les pide que reflexionen sobre qué es lo que les molesta, “porque la igualdad entre mujeres y hombres es un valor democrático”.

Por delante, mucho por hacer. Cosas como trabajar para erradicar la violencia de género o las agresiones sexuales, las violencias hacia la mujer. En esta evolución del movimiento feminista, lo que está sobre la mesa es esto, recuerda. “Tenemos una ley pionera como es la Ley de Violencia de Género. También hay un mandato europeo con el Convenio de Estambul que nos obliga y nos concierne a todos los Estados para legislar todas las violencias, ampliando el concepto de violencia de género, no solo a las relaciones de pareja, sino a violencia sexual, agresiones…”. Es una cuestión legislativa, pero también es fundamental la educación en valores y las políticas transversales.

La conciencia de los derechos que se tienen, de que no se va a dar un paso atrás y el ansia de conseguir una igualdad no solo formal, sino en el día a día, pueden, según Mateos, “ser gasolina para este movimiento”.