La Fiscalía presenta denuncia contra la suelta de miles de truchas exóticas para la pesca en los ríos Lozoya, Guadarrama, Cofio y Manzanares
La especie originaria de Norteamérica fue declarada especie invasora. Los ecologistas reclaman medidas para recuperar la trucha autóctona
Manzanares el Real
La Fiscalía de Medio Ambiente recogiendo la petición de investigación por parte de Ecologistas en Acción, ARBA, Ecologistas del Jarama ‘El Soto’, GRAMA y Jarama Vivo han trasladado denuncia a cuatro juzgados de la región contra los gestores de los cotos de pesca de Manzanares El Real en el río Manzanares, La Jarosa con su embalse, Santa María de la Alameda en el río Cofio y Molino de la Horcajada en el río Lozoya.
Fue en el primer semestre de 2016 cuando hasta 37 camiones cisterna se desplazaron a los tramos de cabecera de estos ríos para soltar, según denunciaron las organizaciones ecologistas, miles de ejemplares de truchas arco iris, originaria de Norteamérica. El destino eran los cotos de pesca intensiva gestionados por asociaciones privadas de pescadores en una práctica habitual en la Comunidad de Madrid hasta que una sentencia del Tribunal Supremo declaró la especie invasora, reconociendo los riesgos ambientales especialmente la fuerte competencia con los escasos ejemplares autóctonos de trucha común.
Los ecologistas denuncian que la Consejería de Medio Ambiente, que rechaza cualquier intento de aclarar los hechos, ha afirmado que esta suelta masiva no fue autorizada ni chequeada para descartar enfermedades. Algo que el portavoz de la Asociación Ecologista del Jarama ‘El Soto’ y Jarama Vivo, Antonio Martínez califica de extraño, porque insiste en que participaron agentes forestales.
Antonio Martínez, portavoz Asociación Ecologistas del Jarama ‘El Soto’, sobre la suelta masiva de truchas exóticas
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Martínez considera urgente y necesario poner fin al modelo de explotación de los ríos madrileños que se produce afirma en los tramos mejor conservados e irónicamente con protección medioambiental. La prioridad insiste debe ser la conservación y la recuperación de las escasas poblaciones de trucha común.
Los gestores de los cotos de pesca se enfrentan a un delito continuado contra la fauna.