Avril Lavigne, cómo hemos cambiado
Sin tanto éxito como en sus inicios pero con más experiencia, la canadiense publica ahora su sexto álbum
Fuenlabrada
Avril Lavigne lleva media vida publicando discos. Literalmente, porque empezó con 17 años y tiene ahora el doble, 34. La canadiense regresa con su sexto disco, ‘Head above water’, que se lanza con un single homónimo y que sirve para seguir demostrando que ha mejorado su voz y que ha conseguido tener una carrera musical sostenida. Pero ni mucho menos ha sido capaz de repetir el éxito planetario que obtuvo con su primer disco.
Avril Lavigne, cómo hemos cambiado
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En 2002 publicó ‘Let go’, un buen trabajo que obtuvo 16 millones de unidades vendidas, ni más ni menos, gracias especialmente a ‘Complicated’, su primer single y número uno en medio mundo. Una auténtica pasada para una chiquilla de Ontario tímida en el escenario pero que tenía una gran voz, sabía escribir canciones y cultivaba una imagen angelical pero rebelde que gusta a la mayoría de adolescentes. El disco era un ejemplo perfecto de ese estilo tan típico americano de rock gamberro de monopatín y fiesta colegial.
Esas etiquetas del rock que cultivan muy bien en Estados Unidos llegaban ahora desde Canadá con temas como ‘Sk8ter boi’. Pero Lavigne sabía también tejer temas pausados y baladas previsibles, sí, pero efectivas, como la que también se incluía en su primer disco, ‘I’m with you’.
El resultado de este disco fue casi una treintena de discos de platino en todo el mundo y el número uno en listas. Así que cuando dos años después, en 2004, volvía a publicar disco la tarea de igualar a su predecesor generaba cierto vértigo. Pero no se arrugó y aunque el primer single no fue tan arrollador como ‘Complicated’, lo cierto es que el disco superó al anterior.
Esta nueva colección de canciones se llamó ‘Under my skin’ y se presentó con ‘My happy ending’. El disco resultó más personal, con canciones más sentimentales y con las que Lavigne se confirmaba como letrista. La lluvia de premios fue constante y la estrella de la canadiense creció por todo el mundo. Además, cosas de los nuevos tiempos, el tirón se aprovechó para publicar dos DVD, uno por disco, con actuaciones en directo. En la cresta de la ola llegaba a 2007 para publicar ‘The best damn thing’.
Con el single ‘Girlfriend’ regresó al número uno, puesto que sin embargo ya adelantamos que no ha vuelto a repetir. En cualquier caso este disco era menos intenso que el anterior, volviendo en cierta medida a ese rock colegial del principio aunque con menos dosis de punk. Por cierto que este tema se grabó en multitud de idiomas, incluyendo el español.
Efectivamente Lavigne sonaba en castellano con ese tono un poco ridículo con el que suenan, no nos engañemos, la mayoría de angloparlantes cuando cantan en el idioma de Cervantes. Pero volvamos al disco, donde no todo eran guitarras saltarinas, como en la balada ‘When you’re gone’.
Ya plenamente asentada en el estrellato, Avril quiso tomarse su tiempo para hacer un álbum que cuidara los detalles. El problema es que la discográfica también se tomó su tiempo para publicarlo y al final, unos por otros, ‘Goodbye Lullaby’ no vio la luz hasta 2011, cuatro años después de su anterior trabajo. Su single más exitoso fue el divertido ‘What the hell’.
Este tema no es sin embargo el más representativo del disco, pero funcionaba mucho mejor como single. No obstante, el álbum no obtuvo el éxito esperado en Estados Unidos y llegó a vender apenas medio millón de copias, menos que en Japón, donde arrasó completamente a pesar de la evidente diferencia de población entre un país y otro. El éxito seguía a nivel mundial y en su Canadá natal, pero el país de las barras y estrellas la empezó a apartar y desde entonces su idilio se ha debilitado. Sucedió lo mismo con su siguiente disco, de 2013 y con el que nos vamos a despedir y con el que se mantuvo a flote en otros territorios como el mencionado país del sol naciente. Esta nueva colección tomó su propio nombre, Avril Lavigne, y fue defendida con temas como ‘Here’s to never growing up’.