El caso Escobedo
Entre los asesinatos que ha vivido la corte de Madrid, quizá el de Juan de Escobedo, secretario de don Juan de Austria, sea uno de los más misteriosos. Se produjo el lunes de Pascua de 1578 y fue cometido por un grupo de asesinos a sueldo cuyo testimonio no hizo más que enrevesar las razones que había detrás de aquella muerte
Madrid
En 1576 Felipe II había designado a su hermanastro Juan de Austria (1545-1578) el gobierno de la convulsa región de Flandes. A pesar de contar con la importante victoria en Lepanto en 1571, el soberano español, aconsejado por su secretario Antonio Pérez, envió junto a don Juan a otro de sus secretarios de confianza, Juan de Escobedo (1530-1578), para vigilar los movimientos de una posible traición del hermano. Felipe tenía miedo de que don Juan acabara creando su propio reino en Túnez o en Inglaterra. Pero los imaginarios fantasmas de la corte hicieron ver a Felipe II cierto acercamiento de Escobedo a los supuestos intereses de su hermanastro.
La sorpresa llegó a los oídos del pueblo cuando el 31 de marzo de 1578, a las siete de la tarde de ese lunes de Pascua, Juan de Escobedo era asesinado cerca del antiguo Alcázar por un grupo de matarifes a sueldo.
Hundiendo sus raíces en el fango de la leyenda negra felipesca, quizás nunca se llegue a conocer toda la verdad de la muerte de Juan de Escobedo. Lo que parece cierto es que detrás de esta trama se encontraba Antonio Pérez y el propio monarca de las españas, siendo lo más probable que el rey, aconsejado por Pérez, aprobara la muerte del secretario de don Juan. Pero, ¿cuáles fueron los motivos finales para justificar un crimen de Estado?
La hipótesis de que el hermanastro del rey fuera a traicionarle ayudado por Escobedo no se sostiene, si bien fue el argumento empleado por Pérez seguramente para ocultar el verdadero motivo. ¿Qué sabía Juan de Escobedo de Antonio Pérez que éste no quisiera que se supiera?
Llegados a este punto entra en escena la figura de Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli (1540-1592), viuda de Rui Gómez, antiguo secretario de Felipe II. La personalidad de esta mujer ha fascinado a generaciones de historiadores. Su misterioso rostro, marcado por el parche que cubría su ojo derecho se vio envilecido en más de una ocasión por los comentarios de sus amoríos con Antonio Pérez. Es posible que Escobedo descubriera esta relación sirviéndole de ardid para chantajear a Pérez a favor de sus intereses, lo que, a la postre, acabó llevando al secretario de don Juan de Austria a un muerte vil y pocos meses después al propio hermanastro del rey en circunstancias tampoco aclaradas.
