La Policía sigue investigando las conexiones de los presos yihadistas de Valdemoro
La célula desarticulada por la Audiencia Nacional ordenó atentados en Madrid y Barcelona y buscó adeptos dentro y fuera de la cárcel
Madrid
La Policía Nacional mantiene abierta la investigación para tratar de esclarecer los enlaces de la célula yihadista desarticulada el pasado 4 de febrero dentro de la cárcel madrileña de Valdemoro al constatar que habían ordenado que se atentara en Madrid y Barcelona, usando para ello armas de fuego y explosivos adquiridos con el dinero obtenido del tráfico de la droga conocida como karkubi.
Según precisan a Europa Press fuentes de la investigación, la célula compuesta por presos marroquíes habría trazado un plan criminal a partir de los ingresos provenientes del tráfico de drogas con ramificaciones en varios países europeos y que controlaban desde la misma cárcel de Valdemoro.
Destacaba la red de distribución de karkubi, una sustancia que está causando estragos en la juventud de Marruecos porque se elabora a partir de la manipulación de fármacos con el principio activo de la benzodiacepinas. También vendían hachís.
La célula arraigada dentro de la prisión de Valdemoro tenía como líder a un ciudadano marroquí encarcelado con anterioridad por delitos comunes y que había conseguido el respaldo de un funcionario de prisiones en su espiral de progresiva radicalización yihadista. Este trabajador también fue arrestado y enviado a prisión en el marco de la operación 'Kafig' (jaula en alemán), desarrollada bajo la dirección del juez José de la Mata y la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
Los investigadores creen que la red había dado los pasos necesarios para, desde sus celdas en la prisión de Valdemoro, reclutar a los adeptos que cometerían atentados en Madrid y Barcelona. La orden se detectó tras el verano de 2018 e iba dirigida a adquirir armas de fuego y, presumiblemente, también explosivos, por lo que la Policía Nacional trata ahora de identificar los contactos dentro y fuera de la prisión, además de los enlaces con el terrorismo internacional.
"¡TENEMOS QUE QUEMAR MARRUECOS!"
Los investigadores ven significativo el odio que profesaba esta célula hacia Marruecos, más allá del habitual contra España y Occidente del perfil de radicalizados en el yihadismo. Consideraban que su país natal trataba de contentar a Europa, de ahí que lanzaran de forma habitual expresiones como: "¡Tenemos que quemar Marruecos!".
Dentro de prisión, el grupo estaba totalmente estructurado bajo la dirección de este líder carismático y temido por los otros reclusos de Valdemoro, la cárcel desde donde "el jefe" y sus lugartenientes tenían capacidad de entrevistarse con otros internos para buscar adeptos.
Existía un núcleo duro que ejecutaba las órdenes y, valiéndose del temor que infundían dentro de prisión, obligaban a rezos y a llevar una estricta dieta halal (dieta musulmana), cuidándose de no exponer públicamente su ideario yihadista para no ser detectados.
Tras estas primeras entrevistas, seleccionaban el perfil más idóneo para sus objetivos terroristas y mantenían reuniones privadas en lugares no controlados por el personal que trabajaba en prisión, donde distribuían el material de propaganda de DAESH. La propaganda era introducido con ayuda del funcionario de prisiones que habían captado previo soborno.
TELÉFONOS Y ENTREVISTAS DENTRO DE PRISIÓN
En la operación liderada por la Brigada Provincial de Información de Madrid, en colaboración con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y la Comisaría General de Información, se intervinieron dentro de las celdas numerosos terminales telefónicos, algunos con tecnología de encriptación, así como multitud de tarjetas. El material lo escondían en calcetines, zapatos y útiles de limpieza como escobones.
Todo este material, que está siendo analizado por los investigadores, fue introducido en la prisión madrileña por el funcionario de prisiones Miguel S.M. El juez José de la Mata autorizó las detenciones el 4 de febrero y dos días después decretó la prisión de este trabajador de la cárcel de Valdemoro, así como para otras cuatro personas, todas ellas de nacionalidad marroquí.
Tres ya estaban cumpliendo penas de cárcel por delitos de tráfico de drogas. Los otros tres detenidos en la operación 'Kafig' quedaron en libertad con medidas cautelares, aunque dos de ellos tienen que seguir en prisión puesto que cumplían condena por delitos de delincuencia común anteriores a esta investigación.