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El retrato de Fernando VII de Goya, nueva obra invitada del Bellas Artes

Una obra clave,llena de enigmas, que Francisco de Goya pintó en 1814 y que ha sido cedida temporalmente por el Museo de Santander

Retrato de Fernado VII, obra de Francisco de Goya que se muestra como obra invitada hasta junio en el Museo de Bellas Artes de Asturias, cedido por el Museo de Arte de Santander. / Alejandra Martínez

Retrato de Fernado VII, obra de Francisco de Goya que se muestra como obra invitada hasta junio en el Museo de Bellas Artes de Asturias, cedido por el Museo de Arte de Santander.

Oviedo

Durante los próximos tres meses el Museo de Bellas Artes de Asturias expone como obra invitada el retrato de Fernando VII realizado por Francisco de Goya en 1814. Una obra brillante, que según los expertos es de las mejores del catálogo del gran pintor español. El cuadro ha sido prestado por el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, que también ha cedido para su exposición junto al de Fernando VII otro retrato el de Carlos IV, obra del artista Bernardo Martínez del Barranco. Es la primera vez que el cuadro de Goya sale de Santander, fuera del circuito de grandes museos intenacionales.

El retrato de Fernando VII es una gran obra desde el punto de vista técnico pero  además gaurda una historia muy singular, desde su encargo por el Ayuntamiento de Santander en diciembre de 1814 hasta su ejecución por Goya que lo pintó en 15 días. Los santanderinos tenían tanto cariño al retrato del anterior monarca Carlos IV, que las autoridades sacaban al balcón para locura de las gentes, que quisieron tener uno del nuevo rey, que fuera pintado por un gran maestro y que siguiera los dictados de la iconografía del de su predecesor.

El momento era histórico, convulso, con un rey absolutista que acababa de llegar al trono pero al que ya le había dado tiempo a abolir la Constitución de 1812, la 'Pepa', a reinstaurar la Inquisición, suprimir la libertad de imprenta y perseguir y aplastar cruelmente el régimen liberal. En este contexto, Goya, republicano, acepta el encargo y pinta a Fernando VII con una iconografía dictada, en base a ese otro retrato de Carlos IV, pero que el pintor utiliza para otorgar a la obra sus propios contenidos incluso un presunto y rico ideario goyesco: una figura femenina semidesnuda que representa a España y la Verdad, un león manso que parece significar que se ha vencido a Napoleón y la francesada, pero que no ha sido el rey quien lo ha hecho sino el pueblo. Según el director del Museo de Santander, Salvador Carretero, "hay muchas lecturas, un juego de asuntos en un contexto histórico determinado formidable y muy interesante, aparte de la calidad técnica, en ese contexto político y social en el que el español de entonces anhelba que llegara 'el Deseado'. Fernando VII era 'El Deseado', luego pasó a ser 'el Felón'. Y en ese contexto Goya lo pinta, pinta este formidable retrato".

Junto al retrato de Fernando VII se exponen en un espacio creado para la ocasión en el Bellas Artes, el de Carlos IV prestado también por el Museo de Santander, y algunas obras propias de los fondos de la pinacoteca asturiana, destacando el retrato de Jovellanos, obra también de Goya.

 
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