Fútbol

Se acabó (1-2)

El Córdoba tiró sus pocas opciones de permanencia con otro mal partido ante un Sporting que ganó con lo justo, cómo y cuándo quiso

Luis Muñoz pugna por un balón / Córdoba CF

Córdoba

El Córdoba dilapidó sus pocas opciones de permanencia con otra actuación pésima ante un rival que ganó en intensidad y calidad, pero sobre todo, que retrató a un equipo falto de ganas y de vergüenza profesional en muchas fases del partido (y de la temporada). El Sporting ganó cuando quiso y sin pisar nunca el acelerador. Un par de despistes defensivos, de los muchos que ha habido este año, fueron suficientes para que los blanquiverdes volvieran a perder una ventaja para acabar perdiendo y tirando por tierras las escasas ilusiones que aún habitaban en parte de la afición.

Ya solo es cuestión de matemáticas y habrá que tire de ellas, pero lo cierto es que la poca esperanza que quedaba, murió este domingo ante el Sporting. Es absurdo seguir apelando a la épica, porque estos jugadores carecen de ella. No la conocen. Es absurdo seguir poniendo excusas porque este equipo es incapaz de ponerle pasión y ganas de verdad. Solo han ganado cuatro partidos en todo lo que se lleva de liga y aun así, hay quien todavía mantenía la esperanza en que se podía soñar (yo mismo lo pensaba, que con un triunfo ante el Sporting todo se vería diferente), pero no. Es imposible y llega un momento en que es mejor mirar la realidad de frente,por muy dura que sea.

Del choque en sí solo se puede decir que el Córdoba jugó sin tensión, como si fuera un partido amistoso y que aun así se adelantó en el marcador con un golazo de Carrillo a pase de Fernández. A partir de ahí, lo de siempre. El Sporting, con mmuy poquito, empató y maduró el partido ante la impotencia local por marcar más goles. El Córdoba apenas inquietó más la portería de Mariño, hasta que Carmona hizo el segungo y provocó un socavón enorme en la esperanza blanquiverde. No fue ni de lejos el Córdoba del día del Málaga, como tampoco se pareció al de hace una semana en Almendralejo. Mejoró con respecto al Francisco de la Hera, pero a este equipo no le basta. Necesita más, pero no lo tiene.

La afición se marchó del estadio entre cabreada e indiferente, conocedora de lo que está por venir. Queda terminar con dignidad y apelar únicamente a las matemáticas. Queda doce partidos, doce semanas de agonía en la que ojalá el equipo no se deje ir. Pensar en la permanencia ya se antoja casi imposible y digo casi, porque solo un milagro podría evitar el descenso... Lo que pasa es que el cupo divino ya se agotó el año pasado. Pésima planificación, mala gestión y un equipo de jugadores sin alma en su mayoría (no todos, porque como en todo, los hay muy profesionales y los hay que pasan de casi todo).

Próxima estación, Cádiz. Hay que ganar sí o sí, pero ¿alguien lo cree?

 
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