Una apuesta por la poesía, por Pepe Belmonte
Escucha el 'micromentario' del catedrático de Literatura de la Universidad de Murcia

Los lunes, en Hoy por hoy, Pepe Belmonte comparte con todos los oyentes de la SER su columna de opinión sobre actualidad / Cadena SER

Murcia
Una apuesta por la poesía
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Una apuesta por la poesía, por Pepe Belmonte
El pasado jueves se celebró el Día Mundial de la Poesía. Un género que empezó siendo para minorías –la inmensa minoría, que diría Juan Ramón Jiménez-, pero que cada día cuenta con más adeptos y mayor número de practicantes.
Si la literatura, en general, es la mejor terapia para salvarnos de tantos malos ratos, la poesía, que es algo así como la filosofía de la literatura, o lo que es lo mismo, lo más profundo, depurado e íntimo que es capaz de dar la literatura, nos sirve para conocernos mejor a nosotros mismos, para crear belleza en un mundo falto de ella, para conseguir la felicidad a través de palabras mágicas que saben a música celestial.
En contraste con ello, durante estos días también hemos sabido que Murcia es la región de España –ojo, y de toda Europa– que cuenta con más locales de apuestas por metro cuadrado, con casi seiscientos.
Y lo que es peor aún: cada día son más jóvenes quienes se acercan a jugarse su dinero a la ruleta o a las apuestas deportivas, que anuncian hasta la náusea en todos los canales de televisión.
Al lado de esta manera tan sofisticada y perversa de arruinarse, las quinielas, la lotería nacional o la bonoloto parecen almas cándidas, casi un juego de niños.
Algo no va bien. Y desde la administración no se debería dar rienda suelta a tales desmanes, a este despliegue tan brutal de locales de perversión. Es verdad, podrán decir ustedes, que cada uno tiene la libertad de elegir lo que mejor le parezca. Cada uno hace con sus perras lo que le da la real gana.
Pero no es menos cierto que a los más jóvenes, que son las víctimas propiciatorias de este entramado, no hay por qué ponerles locales de este tipo en todas las esquinas. La carne es débil y terminan siempre cayendo en la trampa.
Eso sí que no es poesía, ni tiene rima, ni llega al corazón de nadie. Sino al debilitado bolsillo de ciertas personas que, a la larga, terminan sintiéndose unos auténticos desgraciados.
Pepe Belmonte




