'Arde Notre Dame'

Algeciras

Ayer fue un día trágico para la historia. Notre Dame ardía y con el fuego se descomponían no sólo un emblema del arte gótico mundial sino momentos de la historia universal, desde la coronación de Napoleón a la beatificación de Juana de Arco.

El hombre es un coloso en la construcción y una insignificante hormiga en la destrucción. No estamos preparados para las tragedias. Ayer se veían esos chorritos de agua ante la voracidad de las llamas y tuve, por momentos, las mismas sensaciones que atesoré al ver la descomposición en directo de las torres gemelas.

Realmente somos nada, somos nadie, ante la voracidad del fuego, de los temporales, de las aguas incontroladas... Por momentos, recordé la explosión del petrolero en mayo del 85 en el pantalán de refinería que se llevó por delante a más de 30 personas, con algunas de ellas todavía desaparecidas.

Uno ve la tragedia de ayer y piensa en la endeblez que tenemos ante la cenizas radiactivas de Acerinox, o ante el cambio natural de las mareas provocado por las obras de los puertos de la Bahía de Algeciras.

Somos insignificantes ante las fuerzas de la naturaleza y no nos damos cuenta que estas desgracias son los únicos avisos que por el momento puede darnos nuestro planeta ante las barbaries que estamos cometiendo los hombres con él.