Stoichkov llegará lejos porque quiere aprender

Palma

Juan Diego no tuvo un gran partido el pasado fin de semana contra el Rayo Majadahonda, pero no os preocupéis, él es el primero que lo sabe. Esa es la nota positiva de un jugador de 25 años, que llega a una categoría que no conocía y que absorve todos los consejos que le da el entrenador y sus compañeros como una esponja.

Es elegante sobre el terreno de juego porque el balón parece pegado a su pie, fino en el toque, le gusta agradar a la grada con un juego vistoso, pero poco común para una segunda división ruda, de choque y donde el balón quema en los pies.

El gaditano quiere gustar en los pocos minutos que tiene y por ello, a veces, se equivoca a la hora de tomar decisiones sobre el campo. Sin embargo nadie duda que es el mejor desatascador cuando el partido está encallado, su visión de juego y sus asistencias pueden tener una función mucho más importante de la que tiene en este momento.

Ayer no estuvo correcto cuando finalizó el partido no se acercó a la grada para celebrarlo con los aficionados por el mosqueo de su mal partido, pero él mismo lo admite y pide perdón con la humildad que le caracteriza. Le auguro un gran futuro siempre que siga aprendiendo.