Rubalcaba llama por Navidad

Palma

Rubalcaba se ganó el respeto de sus adversarios, pero dudo que estuviera de acuerdo con la canonización en curso.

Rubalcaba era un ser eminentemente racional. Incluso frente a la tragedia, incluso frente al terrorismo.

De ahí la frustración que no ocultaba a la hora de descifrar el último atentado sangriento planificado por ETA, que tuvo lugar en Palmanova hace una década.

El entonces ministro del Interior se personó de inmediato en Balears para ponerse al frente del operativo de investigación del asesinato de dos guardias civiles.

Sin alterar ni un gramo de su sufrimiento, a Rubalcaba le desquiciaba no entender el mecanismo y no identificar a los autores del doble asesinato.

Y en lo que aquí nos interesa, tanto en la Navidad posterior como en las subsiguientes, el ya vicepresidente del Gobierno telefoneaba a los padres del guardia civil mallorquín asesinado.

Es un detalle que la familia siempre agradeció y que no se conoció desde luego por Rubalcaba, sino por los destinatarios de la llamada.

El detalle conmovedoramente humano aporta más pistas para comprender a un personaje singular, aunque no necesariamente para santificarlo.