Arde Balears

Palma

Desde que la Policía detuvo a los dos pirómanos de Palma en medio de grandes elogios, cada semana se ha producido una quema de contenedores en la misma Palma de antes.

Salvo que el fuego sistemático se encienda a distancia o por combustión espontánea, convendría replantearse si el comando de pirómanos ha sido desmantelado.

La situación es ridícula, pero no descartemos que pueda empeorar.

Mientras tanto, el fuego mata en Ibiza a una de las decenas de residentes de un edificio que no merece tal nombre, apenas una estructura sin tabicar.

Para redondear la paradoja, el bloque donde se hacinan decenas de trabajadores ibicencos estaba destinado a viviendas de lujo.

Esperemos que la reconversión de las mansiones al chabolismo no sea una metáfora materializada en toda Balears.

Es decir, la mejor ciudad del mundo para vivir es también la mejor ciudad del mundo para quemar periódicamente contenedores sin ser atrapado, una cualidad que no contribuirá precisamente a la imagen de Palma.

Y la isla más cotizada del planeta esconde en su vientre a los desheredados que fabrican la riqueza sin derecho a cubrir las necesidades básicas.

Arde Balears, y afloran las miserias que tanto esfuerzo se ha invertido en esconder bajo la alfombra quemada.