Jerez de los Caballeros, legado templario
Un gran patrimonio monumental y su historia hacen de Jerez de los Caballeros uno de los mejores pueblos de Extremadura
Badajoz
Su extraordinario patrimonio monumental y su importante presencia en la historia hacen de Jerez de los Caballeros uno de los mejores pueblos de la región y, por supuesto, de la provincia de Badajoz. Situada en el extremo sudoccidental de la Sierra del Sur, es cabecera de la comarca de Sierra Suroeste y del Partido judicial de Jerez de los Caballeros.
Perderse por un laberinto de calles blancas, herencia de un importante pasado medieval, es solo uno de los muchos placeres con los que esta localidad seduce a todos aquellos que optan por visitar esta localidad pacense, declarada Conjunto Histórico-Artístico Monumental en 1966.
A lo largo de la historia, fenicios, romanos, árabes y cristianos pasearon entre sus calles, pero fueron los caballeros de la Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón, más conocidos como Caballeros Templarios, los que con su presencia en el siglo XIII dejaron una profunda huella en Jerez.
Los últimos caballeros de esta Orden que habitaron la localidad perecieron en la conocida como Torre Sangrienta, situada en la fortaleza del siglo XIII, desde donde una gran panorámica de la ciudad deja ver las torres de sus iglesias. Se trata de un recinto amurallado con jardines y atalayas que, junto a la iglesia barroca de San Miguel en la Plaza de España, la parroquia de San Bartolomé y la casa museo de Núñez de Balboa, son algunos de los atractivos más destacados de este municipio.
Pero no solo por el ojo conquista a sus visitantes, también por el estómago. La particular gastronomía de la zona es otra de las señas de identidad de Jerez de los Caballerosm con platos que destacan por su calidad y variedad. Calderetas, espárragos trigueros, migas, y setas, comparten mesa con otro de los productos estrella de la zona: el jamón ibérico. Jerez se encuentra en una de las mayores zonas productoras de Jamón Ibérico de Extremadura. Además, en materia de repostería, destacan los bollos turcos, los pestiños y las flores de miel.
Un gran patrimonio que cuenta además con infinidad de excusas para marcar la visita en el calendario, como su excepcional Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, o el Festival Templario, en el que se recrea el pasado medieval de la villa.