Fin de curso

Córdoba

He sido invitada por el Palacio de Congresos a vincularme a la iniciativa de Embajadores de Córdoba, y en su acto de presentación, algunos de los nuevos representantes municipales, nos arengaban a creernos lo buena que es Córdoba, las ventajas que tenemos como ciudad, a “hacer patria” como se dice coloquialmente, sobre la marca y sus bondades, y confieso que no dejó de sorprenderme la insistencia, pues para los que por diversos motivos nos movemos por el planeta, sabemos muy bien lo que significa Córdoba en el mundo, lo que representa su historia y su legado, y por ese motivo, al menos en mi caso, y siendo cordobesa de adopción, tengo muy claro lo afortunada que soy de vivir en esta ciudad, en Andalucía, y en España, y por supuesto en la Unión Europea.

Cuando te paseas por una gran cantidad de países, algunos de ellos con rentas “per capita” mucho mejores que la nuestra, te das cuenta que el dinero no lo es todo, y que el bienestar de cualquier ser humano es la suma de muchos factores, incluido por supuesto el económico, pero no solo: el clima, el ambiente social, libertades individuales y colectivas, marcos jurídicos que amparan a la ciudadanía en su conjunto, van sumando los ratios de calidad que hacen que una persona se sienta segura en el lugar en el que vive.

En todas partes hay riesgos, pero tener amparo legal y de todo tipo ante ellos, es lo que aporta seguridad y confianza.

Por todo esto, Si me lo creo, si promuevo y me enorgullezco de vivir en Córdoba, y sí mantengo mi compromiso con esta ciudad que me ha dado tanto. Ahora toca que ustedes lo hagan, que esa visión sea generosa y despegada de los intereses partidistas o ideológicos, y que prime el bien común por encima de otras consideraciones. Córdoba lo merece. Buen verano.