En el fútbol se sufre, mejor en primera
El espectáculo de anoche en el Son Moix supera con creces al de un partido de fútbol y a algunas religiones
"La línea roja" de Matías Vallés (24/06/19)
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Palma
El fútbol es apasionante hasta que se convierte en una religión. Sin embargo, el espectáculo de anoche en el Son Moix supera con creces al de un partido de fútbol y a algunas religiones.
Ni siquiera hacía falta ser muy mallorquinista para emocionarse con las prestaciones de unos jovenzuelos que nunca perdieron de vista su objetivo. Por eso lo consiguieron.
La neutralidad informativa nos obliga a consignar que un partido de segunda división no es el menú ideal para una velada de San Juan. Por tanto, hemos de concluir que anoche no asistimos a un encuentro de la división de plata, sino a una exhibición de primera.
Casi nos atreveríamos hablar de un partido de la NBA, en honor a la categoría que define al propietario estadounidense del Real Mallorca. Y dado que el Mallorca no ha jugado siempre con la furia creativa desplegada anoche, hemos de preguntarnos por el importante papel que juega la afición en la calidad de una interpretación.
Budimir, Baba o Estupiñán se sintieron exigidos a ofrecer la mejor versión de sí mismos, para quién gustan de extraer moralejas del deporte, las personas se superan cuando notan el respaldo de su entorno. Es una enseñanza futbolística que sirve incluso para la política. Y dado que en el fútbol siempre se sufre, mejor que sea en primera.
