Morir por un selfie

Alicante

Cuando se produce un avance tecnológico -rápidamente- tememos sus riesgos, que nos haga más vulnerables desde el punto de vista de la seguridad. En otras ocasiones, incidimos en la necesidad de que la tecnología llegue a toda la ciudadanía o de su uso ético.

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Pero lo que tenemos asimilado -sin que nos parezca un gran riesgo- es que debemos hacer un uso racional de lo tecnológico.

Es tremendo pensar que dos jóvenes británicos, de poco más de veinte años, han perdido la vida tras caer al vacío en Orihuela Costa cuando se hacían un selfie. Y lo peor, es que no será ni la primera, ni la última vez, que pasa algo parecido.

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Hace unos días un grupo de bomberos nos alertaba de los accidentes que padecen furgonetas de reparto de paquetería. Sus conductores se ven obligados a cumplir con plazos estrictos de entrega y en muchas ocasiones, mientras conducen consultan el móvil o, incluso, alguna tablet.

Las nuevas tecnologías han llegado para hacer mejores nuestras vidas y no para que las arriesguemos.

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Aunque no nos lo creamos, estamos más expuestos a un resbalón o a un accidente por hacernos una foto que a que nos hackeen el correo electrónico o que los robots se rebelen y acaben con la raza humana.