La ayuda divina de El Salvador

San Sebastián

DIA 2 de la Donosti Cup. El balón sigue rodando, continúa la fase de grupos después de que los 10.000 niños que participan en el torneo disfrutaran en Anoeta de la brillante ceremonia de inauguración. El torneo avanza y ya se van definiendo los grupos, los que van a pelear por ganar el título y los que lucharán por el mal llamado camino de consolación, porque todos los que participan son ganadores.

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Un año más la Donosti Cup demuestra su carácter internacional con equipos llegados desde todas las partes del mundo, con 27 países representados y un total de 165 equipos extranjeros, con el estreno de Sierra Leona y Líbano, que hasta ahora no habían tenido representación en San Sebastián. Hay otros países que llevan teniendo representación en el torneo desde hace tiempo, pero siempre con el mismo equipo, que repite y empieza a convertirse en un clásico.

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El Salvador será representado por tercer año consecutivo por una academina fundada en 2017 y que se llama College Cup, que participa en tres categorías, una más que en anteriores años. Un caso curioso de selección de jugadores de El Salvador para que puedan participar como equipo en un torneo como la Donosti Cup. "Es una experiencia increíble, con los mejores equipos del mundo, es la élite del fútbol mundial y tomamos muchas referencias, y que mejor para la academia y los niños", explica para la SER el director de la academia, Diego Enrique López, que señala también la forma de hacer los equipos para viajar a San Sebastián. "Somos una liga colegial, participan 52 colegios, nosotros hacemos visorías, y los mejores jugadores somos los que seleccionan para participar en la academia y los que vienen a este tipo de torneos". La razón para participar en la Donosti Cup también la tiene muy clara. "La ciudad espectacular que nos enamora, la experiencia de compartir fútbol con otras familias. El fútbol es un vehículo para formar personas con valores, es increíble. Nuestro nivel es parejo al que vemos aquí, no se nos da nada mal. En estas edades se puede ver que no estamos tan lejos, pero hacía arriba es donde vemos que en centroamérica perdemos el hilo de formación, y en Europa sacan mucho partido de eso". Es un equipo muy unido y que tiene ayuda divina, porque como curiosidad antes de cada partido se unen los jugadores para rezar juntos y afrontar mejor el encuentro.