Pepe Belmonte: "Se necesitaban manos para achicar agua y no para aplaudir"
Vuelven los 'micromentarios' de los lunes a Hoy por hoy con el catedrático de Literatura, Pepe Belmonte

Imagen de los destrozos causados por la gota fría a su paso por la Región de Murcia. / Cadena SER

Murcia
Despedida a lo grande en Los Alcázares
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Micromentario / Pepe Belmonte (23-09-19)
De todas las imágenes de estos días pasados, con las inundaciones que han asolado algunas zonas de nuestra región, me quedo con ese instante en el que la UME (es decir, la Unidad Militar de Emergencias), después de cumplir con su labor, después de ponerse de barro hasta las cejas y arriesgar su propia vida, abandonaba la localidad de Los Alcázares entre vítores del pueblo que los despedía con palmas, piropos y pañuelos en alto.

Pepe Belmonte, catedrático de Literatura (UMU) y habitual colaborador del programa Hoy por hoy. / Cadena SER

Pepe Belmonte, catedrático de Literatura (UMU) y habitual colaborador del programa Hoy por hoy. / Cadena SER
Salvando las distancias, me vinieron a la mente esas otras imágenes, que ya forman parte de la historia, en las que las tropas francesas, orgullosas y ufanas, regresaban a su recuperado París después de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
Mientras tanto, muchos de nuestros políticos se dedicaban a hacer el ridículo, a demostrar, de manera palpable, que no están preparados para servir a un pueblo al que da la impresión que desprecian.
El Director General de Emergencias, un político joven y bisoño que no sabía en el charco en el que se había metido, fue el primero en pagar los platos rotos por haber cometido la osadía de irse al teatro en tanto caían chuzos de punta y a la gente le faltaban manos para achicar agua.
Alguien ha dicho que su fulminante destitución fue dictada desde Madrid, señal más que evidente de que ni Isabel Franco ni Ciudadanos tienen el más mínimo peso en Murcia, que son unos auténticos peleles que se someten, sin replicar siquiera, a los caprichos de un cada vez más extraño y oscuro Rivera.
Después, hemos sabido que la alcaldesa rebelde de Cartagena, Ana Belén Castejón, también andaba de picos pardos en un alegre fiestorro, a tres pasos de Los Alcázares, poniéndose fina a copas. En su caso, lo de dimitir ya es otra historia. A la señora se le nota que le gusta el cargo y que es capaz de pactar con el diablo antes de recoger los bártulos y marcharse, con la cabeza bien alta, con dignidad, a su casa.
Parece como si conociera al dedillo una frase de su paisano Arturo Pérez-Reverte, plasmada en su última novela, “Sidi”, recién publicada: “Huir sólo sirve para morir cansado y sin honra”.
Pepe Belmonte




