Donde dije digo

Ya les aviso que en menos de un mes entramos de lleno, otra vez, en campaña electoral. Una campaña oficial como marca la ley, aunque todos sabemos que aquí las campañas electorales, desde hace algunos años, tienen vida y tiempos propios. Bueno, pues este fin de semana, es esos actos que no son de campaña pero que se le parecen mucho, resulta que ahora todo el mundo habla de desbloquear el panorama político.

Si no fuera porque en este país tiramos, en muchas ocasiones, de ironía y sentido del humor para huir o encarar la realidad, la verdad es que a uno le dan ganas de preguntar si hacía falta una nueva convocatoria electoral si tantas ganas de desbloqueo había. Sobre todo porque nos hubiéramos ahorrado unos cuantos millones de euros.

Pues en este tiempo de memorias cortas y promesas a las que dar poco crédito, lo que no hace mucha gracia, fíjense, es la estrategia a base de panfletos que los de Hazte Oír -aquellos de la guagua naranja que hablaba de penes y vulvas- están realizando en los centros escolares, también en Canarias, exigiendo que se tenga que pedir permiso a los padres de los alumnos cuando se vayan a impartir en las escuelas charlas en materia de igualdad de género o educación afectivo-sexual. En este caso, aquí no cabe ni ironía ni sentido del humor.

Palabras de la consejera de Educación que se suman al rechazo de asociaciones y sindicatos educativos. En seguida hablamos de esta polémica. Y hoy lunes también tenemos que seguir hablando de la cicatriz que el fuego ha dejado en La Laguna...

En unos minutos tratamos de aclarar las causas del incendio, por lo menos las hipótesis que barajan los investigadores. Pero, al margen del origen de las llamas, este suceso debe reabrir el debate sobre las condiciones de protección, medidas antiincendios, etc., de muchos edificios históricos en La Laguna. Ya pasó en el Obispado, ahora en el Ateneo; nos estamos jugando el futuro de todo un Patrimonio de la Humanidad.