Benidorm y el calentamiento global
Allí se preparan para otro fin de semana con una ocupación del 90% gracias a que han conseguido desestacionalizar y a que la temporada se alarga
La Columna de Carlos Arcaya | Benidorm y el calentamiento global | 11/10/2019
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Alicante
La excepcionalidad del modelo de Benidorm, tanto urbanístico como turístico, va superando nuestras fronteras. Fuera de la Costa Blanca se empieza a apreciar como una propuesta de éxito y, por tanto, ya no es una ciudad estigmatizada o denostada por su masificación.
Allí se preparan para otro fin de semana con una ocupación del 90 % gracias a que han conseguido desestacionalizar y a que la temporada se alarga. Es la otra cara del calentamiento global: una de las pocas consecuencias positivas a corto plazo, que va generando nuevas oportunidades de negocio.
No obstante, todos sabemos que ese cambio va a traer muchos más perjuicios que beneficios a medio plazo y, de hecho, estos días se habla del Mediterráneo como la cota cero del calentamiento global.
Esas otras consecuencias son las que deben analizarse y, en la medida de las posibilidades, mitigarse. Y en ese trabajo, avanzar en la sostenibilidad, en reducir la huella ecológica, en la eficiencia en el consumo de recursos y en la energética, Benidorm puede tener un papel pasivo -como ejemplo- y activo -como abanderado del cambio-.
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