Martín y Martín
La Firma de Eva Calleja
"Martín y Martín", la Firma de Eva Calleja
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Palencia
El pasado día 24 seguí, supongo que como muchos de ustedes, la exhumación de Franco.
Y a lo largo de todo ese largo e histórico día no pude quitarme de la cabeza el nombre y los rostros de dos hombres. Los dos se llaman Martín.
El primer Martín es el hombre que hace escasas fechas recibía emocionado, junto a su hermana Lucía, el sonajero de colores que su madre llevó en el mandil a una tumba sin nombre en el Parque de la Carcavilla, tras ser fusilada en la guerra civil cuando él era un bebe de tan solo nueve meses.
No es necesario, entiendo, que les dé muchos más detalles porque la historia de Martín, de Lucía y de sus dos hermanos, a los que la sinrazón dejó huérfanos de madre, ha sido relatada por todos los medios de comunicación en las últimas semanas.
83 años después y tras el empeño de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ese sonajero volvió a su dueño, a un hombre al que crió su hermana porque su madre fue privada de poder hacerlo.
El otro rostro que me acompañaba el pasado jueves era el de mi abuelo paterno, también se llamaba Martín, Martín Calleja. Mi padre era tan solo un bebé cuando lo detuvieron y lo llevaron a la cárcel. Nunca hizo daño a nadie. Lejos de eso era una gran persona, una buena persona pero estuvo encerrado durante más de tres años por pensar diferente a los que dictaban como había que hacerlo mientras mi abuela, Luciana, criaba, pasando auténticas dificultades, a sus hijos.
Martín, mi abuelo, tuvo más suerte que Catalina, la madre del otro Martín, el Martín del sonajero de colores, ya que a pesar de que sobre él pesaron varias penas de muerte nunca llegó a ser ejecutado y pudo volver a casa para criar a sus 7 hijos y conocer a sus nietos.
Y esta historia, forma parte de mi historia vital, del pasado de mi familia y nadie tiene derecho a pedirme que la borre, que la olvide, que pase página. Como no pueden pedírselo a todas las personas que siguen, a día de hoy, sin saber dónde están enterrados sus familiares.
Aún queda mucho por hacer, sin duda, para que todas aquellas personas que no saben dónde están enterrados los suyos recuperen sus restos para poder llevarles flores a un lugar determinado, si así lo desean.
Y les diré algo, aunque aún queda mucho, sin duda, desde el pasado día 24 de este mes, desde que sacaron a Franco del Valle de los Caídos, sinceramente, yo respiro un poquito mejor.