Morirse por lo barato
Y en el conflicto más en boga entre la sepultura clásica y la incineración, crece el porcentaje de quienes se decantan por la cremación

"La línea roja" de Matías Vallés (01/11/19)
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Palma
Si todavía cree que vivimos en un país anticuado, pregunte a los ciudadanos por la muerte.
En las numerosas encuestas callejeras coincidentes con la festividad de los difuntos, la llamada gente se expresa con claridad y determinación sobre el destino que pretende para sus restos, una vez que sobrevenga la muerte desgraciadamente inevitable por ahora.
Y en el conflicto más en boga entre la sepultura clásica y la incineración, crece el porcentaje de quienes se decantan por la cremación.
No aportan argumentos religiosos, sino puramente económicos. Prefieren morirse por lo barato.
Nadie puede culparles, porque morirse sale más caro que casarse, por poner otro trance que no le desearíamos a nuestro peor enemigo.
La factura se mide en miles de euros, si se sigue lo que El Vaticano llama “la piadosa costumbre de sepultar los cadáveres”.
De ahí que también los argumentos prácticos y ecológicos se impongan en el ‘post mórtem’.
Lo cual es casi obligado comentarlo en el Día de Todos los Santos, que quiere decir que todos somos santos. Incluso los peores.




