El mercado de Santutxu, en busca de una tabla de salvación
Solo permanecen abiertos 28 de 72 puestos y los gastos de mantenimiento se han quintuplicado para los que quedan
Bilbao
Hace casi medio siglo los pasillos de uno de los tres mercados de abastos del barrio más populoso de la villa eran un hervidero de gente. "Qué pena, con nuestra generación se acaba esto, a los jóvenes ya no les interesa", se lamentan algunas de las compradoras, "cuando como bacalao vengo aquí a comprarlo, y no a otro sitio", remarcan.
La clientela peina canas, y entre los vendedores la mayoría están cerca de la jubilación. Es el peligro. "Cuando uno lo deja, no hay relevo. Soy de los pocos que ha heredado el negocio familiar", remarca Iker Blanco, de la pollería Loli, y actual presidente de la comunidad.
Fueron tres plantas con 72 puestos. Ahora mantienen la actividad tan solo 28. Los puestos cerrados se llegaron a vender por 17.000 euros, ahora un cartel pide 6.900. Los que siguen con el negocio tienen que hacer frente a las facturas de todo el establecimiento, y no paran de crecer. "Antes eran 60 euros al mes, ahora estamos pagando 300 euros, una cantidad difícil de afrontar para quienes han dejado el negocio", señala Blanco. Los impagos se acumulan.
Blanco no duda de la viabilidad del mercado. "La decadencia viene de atrás, desde hace unos quince años. No podemos competir con las grandes cadenas en precio, es inviable; pero sí podemos hacerlo en calidad o en un servicio más personal".
Llevan un año de negociaciones y confía en cerrar el mes que viene un acuerdo para vender una planta y media a la promotora de una residencia de ancianos en el inmueble colindante. "Queremos aceptarlo porque nos permitirá reducir el tamaño del mercado y podremos reformarlo. Nos viene de maravilla", aventura.