"En el Casco Viejo se están cayendo edificios y las instituciones no hacen absolutamente nada"
El portavoz de Gasteiz Txiki, Manu Arakama, acusa al Ayuntamiento de tener una actitud de "dejación, abandono y desidia" con los vecinos del barrio
Vitoria
El pasado viernes 15 de noviembre los vecinos de Cuchillería 79 recibieron un aviso, por parte de los servicios técnicos del Ayuntamiento: tenían 48 horas para abandonar sus viviendas. Dos familias, las residentes en el primer y segundo piso, fueron desalojadas y reubicadas con familiares o en apartamentos que puso a su disposición el Ayuntamiento.
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La orden de desalojo se dio tal y como confirmaron fuentes municipales, por “motivos de seguridad”. Esto se debió al derrumbe de un falso techo del segundo como consecuencia de las filtraciones del agua a través del tejado que no se encuentra en buenas condiciones.
Ahora llega el momento de las obras y para ello, los vecinos dispondrán un plazo máximo de tres meses para presentar un proyecto firmado por un técnico competente que contemple la reparación de la cubierta y la consolidación estructural del edificio.
Este nuevo caso de desalojo en el Casco Viejo, que se une al ocurrido hace dos años en la calle Santo Domingo, vuelve a poner el foco en las condiciones de habitabilidad de los edificios de este barrio. Y es que, según Manu Arakama, portavoz de la Asociación de Vecinos Gasteiz Txiki, no se trata de arreglar una fachada o un tejado, sino que se trata de un problema global que afecta a toda la zona.
Una gran mayoría de los edificios de la Almendra Medieval de Vitoria tienen más de 100 años lo que provoca que muchas de ellas tengan graves problemas de infraestructuras. Arakama explica que son numerosos los edificios que están en ruinas o semiruinas con graves problemas arquitectónicos. “A esto se le suma el problema gravísimo de que, en la mayoría de los casos, las familias no tienen recursos económicos suficientes para hacer frente a las posibles obras, como ocurre en Cuchillería 79”, añade el portavoz.
Desde Gasteiz Txiki, afirman que llevan tiempo pidiendo al Ayuntamiento un plan integral de rehabilitación en el Casco Viejo que aborde cuestiones de carácter social, económicas, comerciales, medioambientales y urbanísticas.
“Por las características socioeconómicas del barrio, muchos edificios no logran una solución satisfactoria en cuanto a su estado arquitectónico y esto está suponiendo que se están cayendo edificios y las instituciones no hacen absolutamente nada”, remarca Arakama. El portavoz de la asociación considera además que las subvenciones siempre llegan tarde y que por parte de las instituciones se da una actitud de “dejación, abandono y desidia”.
Otro tema que plantea sobre la mesa es el de la gentrificación como un peligro para este barrio. Bajo su punto de vista, lo que esta ocurriendo con el Casco Viejo es una “especulación encubierta clara con el objetivo de sacar del barrio a los vecinos que han vivido ahí históricamente pero que, por motivos económicos, no pueden hacer frente a las rehabilitaciones”.
Cabe recordar que el pasado mes de octubre, otros vecinos fueron desalojados de sus viviendas, en ese caso los del número 8 de la calle Dato. Sin embargo, para Manu Arakama, los casos no se tratan de igual manera: “El sábado cuando se precintó el edificio no estuvo el alcalde, ni hubo concejales, fue la más absoluta de las soledades para estas familias afectadas que tienen que hacer frente a la tragedia de abandonar su casa. Esto evidencia el hecho de que no es lo mismo vivir en la calle Dato que en el Casco Viejo”. El alcalde Urtaran explicó que se ha acercado a la zona aunque, a diferencia del caso de la calle Dato, no convocó a los medios de comunicación.