El Ponche segoviano, patrimonio de la ciudad del Acueducto
La yema y la almendra son los principales ingredientes de este dulce típico de la ciudad del Acueducto que enamoró a Alfonso XIII
Segovia
Yema y almendra son los principales ingredientes del dulce más típico en la ciudad del Acueducto, el Ponche Segoviano. Presentado en una bandeja de forma alargada su característica propia es la rejilla de azúcar quemada que lleva en su parte superior.
Es de obligado cumplimiento cada vez que se visita la ciudad probar y degustar este dulce además de visitar las innumerables pastelerías que lo elaboran para poder llevarse un trocito de la rica gastronomía segoviana que junto a los judiones de La Granja y el cochinillo asado conforman el podio de los tres platos con más renombre fuera de nuestras fronteras.
Este dulce destaca por su calidad, delicadeza y contundencia. No es un postre ligero. Es un postre con cuerpo, ligeramente dulce y de sabor delicioso que puede degustarse en cualquier época del año aunque es habitual en las mesas segovianas también en época navideña.
El Ponche Segoviano es un postre rectangular o cuadrado que alterna capas de bizcocho y de crema. Se corona con una cubierta de mazapán y azúcar glass, que con la ayuda de un hierro al rojo, se quema en forma de rombos. El calor hace que se caramelice el azúcar, lo que le da una apariencia fácilmente reconocible y muy atractiva. Tiene una textura jugosa y cremosa y un aroma muy agradable.
Historia del Ponche segoviano
La fórmula del ponche segoviano ha pasado a través de varias generaciones desde que el confitero Frutos García Martín empezó a elaborarlo en la Confitería El Alcázar, fundada en 1926. Según cuentan fue el rey Alfonso XIII, habitual en La Granja de San Ildefonso, quién se enamoró del ponche. El postre alcanzó la fama tras ser premiado con la medalla de oro en la Ex Universal de Barcelona en 1929.