Los árboles no matan, salvan vidas
La primera y evidente particularidad es que los árboles no protestan, a diferencia de los poderosos fabricantes de coches y de edificios
"La línea roja" de Matías Vallés (24/12/19)
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Palma
Cada año mueren decenas de personas en accidentes de automóvil en Balears.
A continuación de uno de esos percances trágicos, nadie solicita la supresión de los coches.
Tampoco se plantea derribar los edificios, cuando una persona se precipita desde uno de ellos en la modalidad popularizada como ‘balconing’.
En cambio, en los tres casos que vienen a la memoria de personas desgraciadamente aplastadas en Palma por un árbol, surge una oleada de hostilidad hacia el arbolado en general.
Por tanto, hemos de suponer que al cargar contra la masa forestal se interponen factores que no tienen que ver con la fatalidad del accidente en sí.
La primera y evidente particularidad es que los árboles no protestan, a diferencia de los poderosos fabricantes de coches y de edificios.
La segunda y todavía más alarmante peculiaridad es que los árboles no nos preocupan demasiado.
Aunque esto dará para otro artículo, les confieso que soy más amigo de los árboles que de los animales.
Palma necesita más árboles, o se muere entera.
Los árboles no matan, salvan vidas, y muy mal andan las cosas si hay que reivindicar esta función redentora.
