Nadie camina solo
Hasta los cardiólogos recomiendan espacios de soledad radical para disfrutar de un corazón sano

"La línea roja" de Matías Vallés (26/12/19)
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Palma
No soy un palmesano profesional, pero he percibido dos notas en la única ciudad que conozco.
La primera es que solo hay gente, pero esto no es noticia.
La segunda es que nadie camina solo.
Podría pensarse que la supresión de la soledad es una bendición de la vida en comunidad, nada más falso.
En la ciudad ideal, necesitas que los otros estén solos para sentirse acompañado.
Hasta los cardiólogos recomiendan espacios de soledad radical para disfrutar de un corazón sano.
Nada de eso ocurre en mi ciudad.
No hace falta señalar que la mitad de los transeúntes están atados a la pantalla de un móvil.
La otra mitad lleva atada una mascota, que proporciona la excusa de una compañía y de un propósito.
Incluso el ejercicio es un indicio de que se ha sacado a pasear el cuerpo, ese ente extraño.
El peatón que no se incluye en estas categorías pasea a solas nervioso, porque se siente sospechoso.
Anda deprisa para demostrar que no está loco, que se dirige a un lugar preciso.
Algo habrá hecho, piensan los acompañados, sin saber que el solitario redime el espíritu de la ciudad.




