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José Luis Perales

El Perales más de Cuenca: el menú de su boda y otras curiosidades poco conocidas

El cantautor de Castejón vivió veinte años en la capital y aquí escribió sus canciones más conocidas

Detalle de la portada del disco 'Nido de Ágilas' de José Luis Perales. / Archivo José Vicente Ávila

Cuenca

El cantautor conquense José Luis Perales (Castejón, 1945), que el pasado 18 de enero cumplió 75 años, anunció en el otoño pasado que 2020 sería el año de su adiós, al tiempo que presentaba su último trabajo Mirándote a los ojos, con recuerdos, retratos y melodías perdidas. En Páginas de mi Desván, el espacio que coordina José Vicente Ávila y que emitimos los jueves en Hoy por Hoy Cuenca, hablamos del Perales más conquense, más íntimo y su relación con Cuenca, la ciudad que eligió para vivir al menos durante veinte años en el momento más importante de su carrera, tanto como compositor o como cantante. Su presentación ante sus paisanos en 1975, su boda en Cuenca dos años después, sus conciertos como aquella noche inolvidable de la Feria de 1983 cantando gratis en la Plaza Mayor, su implicación con Aldeas Infantiles SOS y la presentación en San Miguel a nivel mundial de su primer trabajo con la discográfica CBS, que a los tres días siguientes hizo en Nueva York. En suma, Perales y Cuenca.

El Perales más de Cuenca: el menú de su boda y otras curiosidades poco conocidas

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JOSÉ VICENTE ÁVILA.-Mi primera entrevista con José Luis Perales fue el 1 de mayo de 1975, pues el cantautor de Castejón se presentaba por vez primera ante sus paisanos en un festival musical en el Teatro Cine Xúcar, que se llenó a rebosar, y en el que también participaban el cantante Micky, que hizo famoso “El chico de la armónica” y el trío Hermanos Wichiza. Perales ya llevaba dos años en candelero en las emisoras con “Celos de mi guitarra”, que era número 1 de Los 40 Principales. En aquella primera conversación José Luis me decía que “presentarse en Cuenca es como sacarse un poco la espina de aquello del profeta de tu tierra”, para confesar la ilusión que tenía por cantar por vez primera ante sus paisanos. Claro, él ya empezaba a ser conocido tras varios años componiendo, y pocos meses cantando.

Así explicaba el cambio: “Antes de cantar compuse mucho, pero ya sabes que los compositores estamos en el silencio de una habitación y casi nadie se preocupa de saber quién es el autor de tal o cuál canción, sino de quien la canta. En el mundo musical llevo bastante tiempo, pero más como compositor. Ahora es cuando más me he dado a conocer, porque hace poco más de un año que he salido y ya tengo dos long-plays, señalaba José Luis en 1975, en el camerino del Teatro-Cine Xúcar.

El cantante en el balcón de su casa con Jose Vicente Ávila, Fernando Saiz y Encarni Quejido.

El cantante en el balcón de su casa con Jose Vicente Ávila, Fernando Saiz y Encarni Quejido. / José Luis Pinós

Me contaba que tras salir de Castejón, donde hizo sus pinitos cantando en el coro, José Luis Perales se marchó a Sevilla para estudiar electricidad en la Universidad Laboral, donde participó en la Tuna y tomó contacto con el Cuarteto de Cámara, formando incluso un grupo musical que se llamó “Los Lunys Boys”, hasta que se trasladó a Madrid para componer y tomar contactos con casas musicales y emisoras. Había compuesto para Lola Flores, Santi Castellanos, y sobre todo la canción “Por qué te vas” para Janette, que el director Carlos Saura incluyó en la película “Cría Cuervos”.

En el Xúcar el público esperaba con impaciencia que cantase “Celos de mi guitarra”, que era número 1 en los musicales, además de otras canciones que ya eran populares como “Cosas de doña Asunción”, que además de pegadiza se relacionaba con el medio rural, y “Canción para la Navidad”, pero Perales tenía ese día un “as” en la manga para el público conquense con la canción “Y te vas”, que era la primera vez que cantaba en público, pero que había estrenado dos días antes en la Cadena SER y no se había distribuido aún para el resto de emisoras. Ese día Perales ya fue profeta en su tierra y lo sigue siendo.

La boda

La carrera de José Luis Perales caminaba entre éxitos en España y América. Dos años después de su presentación llega otro acontecimiento para Cuenca, de la mano de Perales. Su boda con Manuela Vargas, en el Convento de San Pablo, hoy Parador, el 30 de julio de 1977.

Concierto de José Luis Perales en la Plaza Mayor en 1983.

Concierto de José Luis Perales en la Plaza Mayor en 1983. / José Luis Pinós

Ahí se aprecia ese torrente de conquensismo del cantante de Castejón hacia su tierra. Eligió Cuenca y la iglesia de San Pablo, que era escenario de los conciertos de la Semana de Música Religiosa, para su enlace matrimonial. Me encargaron hacer la crónica para “Diario de Cuenca” y bien recuerdo el acontecimiento con unas dos mil personas en los alrededores del convento y del puente de San Pablo, pues la prensa del corazón había aireado la noticia.

El altar estaba adornado con reliquias de la Catedral y un dosel del siglo XVI. Ofició la ceremonia José Martínez Arcas, a la sazón párroco de Canalejas y encargado de Castejón, ayudado por los canónigos Clementino Sanz y Domingo Muelas. Los padrinos fueron el padre de Manuela, Eufrasio Vargas, y la madre de José Luis Perales, Mariana Morillas. Se calificó como “la boda del año” y la homilía que pronunció el archivero Clementino Sanz concluyó con esta cuarteta:

“En una tarde de julio / que anubla envidioso el sol / sobre las Hoces de Cuenca / juráronse eterno amor / Manuela, la de Castilla / y José Luis, el de Castejón”

Menú de la boda de Perales.

Menú de la boda de Perales. / Archivo José Vicente Ávila

El banquete tuvo lugar en el atrio del Monasterio, que hubo que preparar y limpiar al efecto. La cena de la boda fue servida por el hotel Torremangana y consistió en una especie de buffet de cocina conquense con caviar, salmorejo, codornices y trucha del Júcar escabechadas, pisto manchego, queso viejo en manteca, jamón serrano, tortilla de ajos tiernos y pimientos rellenos y platos calientes como puchero de judías pintas, gazpacho pastor, conejo encebollado, chorizos de Cuenca, morcillas serranas y morteruelo conquense. Los postres fueron pestiños con miel y rosquillas, además de la tarta nupcial, y entre las bebidas, vino tinto reserva, zurra, moscatel, cazalla de la sierra y resoli, además de otros refrescos y cocktail de champagne

Una rotativa estropeada

La anécdota que surgió se llamaba “avería de la rotoplana de segunda mano”. El 28 de enero de ese año de 1977, “Diario de Cuenca” estrenó su nuevo edificio en Astrana Marín, actual Comisaría. De las máquinas planas se pasó a la rotoplana que imprimía en dos colores. Habían pasado seis meses y la máquina hacía la impresión con pulcritud, pero ese domingo 31 de julio, cuando comenzó la tirada y se habían impreso unos 300 ejemplares con el papel bobina, la rotoplana se paró por la rotura de una pieza. No hubo forma de repararla. Tuvieron que retirar las planchas y abrir los viejos talleres de la calle de Aguirre, teniendo que adaptar en la platina las páginas de tipografía, ajustando las medidas, echar tinta en las máquinas planas, y menos mal que aún quedaban resmas de papel y se pudo hacer la tirada, con una impresión sucia en la que apenas se podían distinguir las fotografías. A la una de la tarde llegaron los periódicos a los quioscos y eso sí, se agotaron los ejemplares.

Jose Vicente y Jose Luis Perales en la boda del cantautor.

Jose Vicente y Jose Luis Perales en la boda del cantautor. / Archivo José Vicente Ávila

Otra fecha a tener en cuenta es la del concierto que José Luis Perales ofreció de manera gratuita en la Plaza Mayor en la Feria de San Julián de 1983, al aire libre en la Plaza Mayor. Ya en la Feria de 1979 el cantante de Castejón dio un recital en el Parque de San Julián el día 26, previo pago de entrada como en los días anteriores con la Compañía Lírica Nacional. Pero efectivamente, aquel concierto multitudinario fue apoteósico y las gentes de la ciudad y de muchos pueblos de la provincia que se desplazaron vibraron y disfrutaron con sus canciones. Por aquel entonces el caché de Perales estaba en un millón y medio de pesetas y sin embargo no cobró: “Aquí actúo gratis porque es mi tierra y porque quiero”, aunque naturalmente los músicos y los de sonido tenían que percibir su sueldo.

La crónica del concierto la hizo Pepi González y “En el Tin-Tan de Mangana” escribí las siguientes notas: “Impresionante José Luis Perales. Cuenca no olvidará la noche del 23 al 24 de agosto del 83. Miles de conquenses, miles de paisanos –quizá unos 10.000—abarrotaron la Plaza Mayor y sus aledaños. Nunca nuestra plaza, donde se dan cita los actos importantes de la ciudad, se vio tan llena para aplaudir a un profeta en su tierra.

Fue grandioso. Diecisiete canciones. Millares, digo millones, de aplausos. “Gracias Cuenca”, decía José Luis. Gracias, José Luis, decimos los conquenses. La Feria de Cuenca-83 tiene un nombre que brilló con luz propia a la luz de los mecheros. José Luis Perales, ese conquense nacido en Castejón, tan arraigado a la tierra que le vio nacer.

Si algún día, que deseamos sea muy pronto, Cuenca cuenta con un auditórium –“que tenemos que hacer como sea”, decía el responsable municipal de Festejos, Fernando Herraiz”—el primer recital lo tiene que ofrecer José Luis Perales. El sí que ha conquistado Cuenca de verdad, y Cuenca le conquistó a él hace ya muchos años, tantos como tiene”.

José Vicente Ávila entrevistando a Perales en 1975 en el Teatro Cine Xúcar de Cuenca.

José Vicente Ávila entrevistando a Perales en 1975 en el Teatro Cine Xúcar de Cuenca. / José Luis Pinós

Otro dato de su amor por Cuenca es que en el año 1986 José Luis Perales había firmado una exclusiva millonaria con la CBS, y uno de sus sueños era el de presentar su primer LP, “Con el paso del tiempo” con la potente discográfica en Cuenca, aparte de hacerlo tres días después en Nueva York.

Otra fecha para enmarcar. El lunes 19 de mayo de ese año 86 un centenar de invitados se desplazaron a Cuenca para la presentación por todo lo alto en la antigua iglesia de San Miguel. Como bien relataba José Luis Pinós en “Gaceta Conquense”, con texto y fotos, “La gran fiesta de José Luis Perales” fue todo un acontecimiento, más selectivo que multitudinario. Perales recibió a los invitados en su casa-estudio de la Ronda de Julián Romero, donde conocieron su “Nido de águilas”, tomando un aperitivo en la terraza, para degustar luego un menú “largo y estrecho” en el Figón de Pedro.

Presentación LP en San Miguel, 1986.

Presentación LP en San Miguel, 1986. / Gaceta Conquense

Diríamos que fue una jornada gastronómica y musical, con el marco del paisaje de Cuenca y la música de Perales. Con tiempo para la digestión, a las ocho de la tarde se realizó la presentación en San Miguel donde se colocaron una docena de mesas redondas de unos ocho comensales, para la cena, tomando los invitados una copa y aperitivos en el patio de entrada. Tanto en casa de Perales, como en el Figón o en San Miguel no dejaban de escucharse las canciones del nuevo elepé.

Antes de la cena tomaron la palabra los directivos de CBS-España, tras las cuales José Luis Perales concluyó su intervención con esta frase: “Con mis 41 años a cuestas parece que soy mayor y, sin embargo, me siento como que tengo que empezar con las fuerzas de los que tienen 15 años. Pero el camino no lo puedo andar solo. Necesito de todos vosotros para llegar al final”.

Casa de José Luis Perales en la ronda Julián Romero, hoy restaurante, en Cuenca.

Casa de José Luis Perales en la ronda Julián Romero, hoy restaurante, en Cuenca. / JVA

Entre los numerosos asistentes destacaba la presencia de Gustavo Torner, que hizo una serigrafía especial para el acontecimiento, Gerardo Rueda y los periodistas Jesús Hermida y Amilibia, además del peluquero Ruper, entre otros. Perales había conseguido que al día siguiente se hablase de su nuevo disco y de Cuenca en los medios informativos.

Vivir y componer en Cuenca fue quizá la mejor experiencia para el cantante de Castejón, alejado del mundanal ruido. Aquí vivió unos veinte años, desde 1982 y se sintió feliz. En una entrevista que mantuve con Perales en la Casa Museo Zavala, pocas semanas antes del estreno en junio de 1987 de la canción “Que canten los niños”, José Luis me hablaba de la sensación maravillosa que tenía de escribir en Cuenca, en su “nido de águilas”, sobre todo en la época invernal. De aquel invierno de 1986 en el que entre varias composiciones fue preparando su próximo lanzamiento, que iba a ser “Sueños de libertad”. Me hablaba así: “Ha sido un invierno precioso en el que he disfrutado de Cuenca más que nunca; he paseado por las hoces, he disfrutado de la escultura, por la que tengo una gran afición; he disfrutado de la soledad y a la vez de la compañía más grata que son mis hijos y mi mujer y me he escapado a Castejón”.

Me desvelaba que había escrito un long-play que había grabado en Roma, para sacarlo en septiembre con el título de “Sueños de libertad”. Perales se sentía en Cuenca como en casa. Lo mismo iba a comprar el pan que paseaba sin que nadie le molestase, con un hola o adiós. Lo veías en San Pedro con sus hijos y su mujer Manuela o tomando una cerveza. Eso sí, los turistas o visitantes enseguida le conocían y a él no le molestaba firmar autógrafos. Me comentaba: “Yo creo que formo un poco para del “tour” de la ciudad, es decir, del recorrido oficial; pero no me molesta, porque al fin de cuentas esa gente ha hecho posible que mi carrera haya ido ascendiendo; han comprado algún disco mío y hasta me habrán aplaudido en algún teatro. Es una especie de tributo que estoy encantado de pagar”.

Le comentaba que si su casa formaba parte del recorrido de los turistas que pasaban por Mangana, las Casas Colgadas, la Catedral, la Ronda de Julián Romero, y allí mismo la casa de José Luis Perales. El cantante de Castejón me decía: “El otro día estuve con Jesús Hermida en un programa de televisión y me decía eso, que había estado en la Posada de San José, y que a ver si aíslo más el estudio porque se me oía todo. Se ha convertido mi presencia en Cuenca en algo muy familiar y yo estoy encantado de vivir aquí por eso, porque la gente me ve como uno más, y me gusta que sea así. Me puedo permitir el lujo de salir a la compra con mi mujer o ir al colegio a recoger a mis hijos”.

En aquellos años en Cuenca a Perales y familia le gustaba salir en su “todo terreno” para recorrer los Montes de Cuenca y esquiar en la Mogorrita, “porque la Serranía es hermosísima”.

En esa relación de José Luis Perales con Cuenca no podemos olvidar la implantación de Aldeas Infantiles SOS. En el año de 1987 José Luis Perales, al margen de sus actuaciones musicales como cantante y compositor estaba entusiasmado con la puesta en marcha en Cuenca de Aldeas Infantiles SOS, tras haber visto varios centros en Méjico, Chile, Brasil y Guatemala. Viendo a los pequeños en las calles, con poca atención, Perales compuso la canción “Que canten los niños”, dejando los derechos para Aldeas. Me comentaba entonces su satisfacción de que el Ayuntamiento de Cuenca cediese los terrenos para la construcción de este centro que en 2017 cumplió los 25 años. Se preguntaba Perales, ¿y por qué no en Cuenca?: “Entonces, decía el cantante de Castejón, encontramos un apoyo extraordinario, sobre todo en el Ayuntamiento. A mí lo que más feliz me hace es que toda la Corporación, sin distinción de colores políticos, ha sido la que se ha volcado en el proyecto”.

Incluso la gente de Aldeas pidió que el centro llevase el nombre de José Luis Perales, lo que para él suponía algo demasiado grande, “porque nunca busqué eso”.

Me comentaba entonces José Luis que su nombre sólo figuraba en una calle “que me da mucho gusto decirlo, porque es un pueblo de nuestra provincia, como es Arcos de la Sierra. “Es mi única experiencia en este sentido”. Los homenajes se fueron multiplicando con el paso del tiempo en todo el mundo, aunque de manera especial en los últimos años, con el acuerdo municipal en 2010 de dar el nombre de “Cantautor José Luis Perales” a una calle del barrio de San Martín, no muy lejos de su “nido de águilas” convertido en restaurante, de lo que fue “casa de Perales”, sin que el cantante haya roto sus vínculos con la ciudad en la que sigue empadronado, o ese otro gran homenaje que le rindió su Castejón natal, que son los que dejan huella, porque se trata de su gente, del lugar donde nació y tiene su “refugio”.

Entre todos los álbumes tenemos que citar “Nido de águilas” con el cantante delante de las Casas Colgadas, lo que era toda una apuesta por su ciudad. José Luis Perales, en ese acendrado amor a Cuenca, compuso “Canción para un poeta” tras la muerte de Federico Muelas. Y mira por donde, en Facebook se creó el muro “Queremos un concierto de Perales en Cuenca” en el que aparece la explicación del cantante de Castejón cuando sacó a la luz “Nido de águilas” con una foto suya con jersey amarillo otoño delante de las Casas Colgadas. La interrogante es ¿Por qué Nido de Águilas”, y así lo explicaba José Luis:

“Para entenderlo habría que conocer esta hermosa y equilibrista Cuenca en la que Dios y la vida me ha permitido vivir. Tomo entre mis manos un libro de ese gran poeta conquense, Federico Muelas, y leo: “Cuenca es ciudad inverosímil de casas colgadas. Casas que se precipitan hacia abajo desde las rocas y que alguien, con precisión pictórica, ha denominado así… nidos”. ¿Y las águilas?... Son hermosas y libres, quizá por eso las admiro tanto”. Como en Cuenca admiramos a José Luis Perales, al que debemos hacer Hijo Adoptivo.

Paco Auñón

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...

 
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