Ya estaba tardando el coronavirus en colarse en el debate político

Alicante

En un país dado a pasarnos de frenada, ya estaba tardando que el dichoso coronavirus se colara en el debate político y se convirtiera en un elemento de confrontación.

Si hasta ahora la gestión del asunto es ejemplar es porque -entre otras razones- son los técnicos y los epidemiólogos -entre ellos, creo que no está nuestro alcalde- los que han marcado las pautas nacionales para contener su propagación.

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Se trata de un problema tan poliédrico y mutante que va mucho más allá de decidir si se juega un partido de fútbol a puerta abierta o a puerta cerrada. El problema es global, obviamente, pero requiere, dependiendo de cada zona o de si está localizado el brote o no, medidas específicas o puntuales.

Ayer, en su comparecencia en Madrid, el alcalde Barcala decidió abrir la caja de los truenos al dudar de la actuación de la Conselleria, cosa que en ningún caso hubiera hecho si su partido ostentara la responsabilidad en el Gobierno central y la Generalitat.

Es ponderada y técnica la decisión de cerrar las puertas de Mestalla, como también lo fue cerrar los más de 200 centros de mayores de Madrid, por ejemplo. O suspender las clases en los colegios en Álava. Y nadie ha acusado a los gobiernos regionales de ambas autonomías de generar alarma alguna.

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