La solidaridad que traspasa las ondas

La solidaridad (dicen) que no entiende de fronteras y, en este caso, no entiende de ondas. En esta ocasión, un reportaje sobre la iniciativa de varios sanitarios del Hospital de Valdepeñas, publicado por Cadena SER, ha producido una ola de solidaridad entre diversos empresarios de esta localidad de Ciudad Real. 

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Un ejemplo de ello es Carolina Muñoz, dueña de la bolera de Valdepeñas, que, tras escuchar este reportaje sonoro, intentó aportar su granito de arena. Un reportaje que, sobre todo, le resonó una palabra "kilométrica [...] estamos tan cerca del Hospital pero tan lejos de los familiares". Una distancia que define a aquellos hospitalizados que no cuentan con medios para comunicarse con sus seres queridos y, ni siquiera, "se pueden despedir de sus familias si les toca partir". 

Una distancia kilométrica que, además, Muñoz sufrió en primera persona hace unos años "yo residía en España y mis padres en el extranjero, entonces mi madre sufrió un ictus cerebral y estuve cuatro días sin tener noticias. En ese caso, la distancia sí que era kilométrica". 

Por todo ello, Carolina decidió desplazarse hasta la tienda de una compañía telefónica en Valdepeñas, pero se la encontró cerrada. Tras ello, llamó al servicio de atención al cliente, en donde le aseguraron que "solo tenemos de guardia en la provincia las tiendas de Ciudad Real capital y Alcázar de San Juan". Por ello, decidió trasladarse hasta la capital ciudadrealeña, a pesar de haber estado 18 días sin salir de casa, ni siquiera para comprar en el supermercado "no me lo pensé dos veces". 

En ese establecimiento de telefonía, adquirió cuatro líneas móviles y cuatro terminales "podrán llamar a sus familiares o hacer vídeollamadas, lo que prefieran". Cuatro líneas que cuentan con llamadas ilimitadas y 10 gigas de datos "para que no se tengan que preocupar por el gasto". Un pequeño gesto que, para aquellas personas ingresadas en el Hospital de Valdepeñas, supone un gran avance. Todo ello, porque podrán recibir el calor y el aliento de sus familiares. 

De hecho, la propia Carolina subrayaba el momento en el que entregó sus teléfonos. Ese momento en el que una enfermera acudió a su domicilio para recoger los terminales "te invaden las ganas de poderla abrazar, pero únicamente puedes estar con los ojos llorosos".  Unas distancias kilométricas que, en la parcela solidaria, no son tales. Unas circunstancias difíciles, complicadas, duras... que, también, están haciendo que todos, dentro de nuestras posibilidades, aportemos nuestro granito de arena en esta batalla.

Sin embargo, la propia protagonista asegura que "pasará, todo pasará". Una propagación del coronavirus que está provocando una crisis sanitaria y económica en la población, pero que, esta crisis se está reforzando con una buena remesa de solidaridad.