Covi-resistentes

Alicante

La crisis lo agudiza todo, lo mejor y -lamentablemente- lo peor. El ingenio individual y el colectivo. Y eso se refleja en nuestro lenguaje o incluso en la perspectiva con la que vemos las cosas.

El refranero también se ha adaptado a estos tiempos porque, como éramos pocos, llegó el coronavirus. Hay aforismos de todo tipo: en abril, mascaras mil; si te he visto, me lavo las manos; muchos aplausos y pocos recursos; o -este me gusta- hasta el 40 de mayo, no te acerques al yayo. O el bar prohibido, el más apetecido. No dejan de ser una radiografía de cómo vivimos esta situación.

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Y hemos creado palabras o neologismos como covidiota, balconazis, cuarenpena o confitados. Últimamente, también encontramos mucho virusturista a los que no queremos ver ni en pintura en sus segundas residencias de la costa.

Muchas de estas expresiones se olvidarán cuando todo pase, pero otras, algunas, quedarán y se incluirán en nuestro vocabulario.

Y entre las que tienen que quedar y no deberemos olvidar y ojalá, todos, todos, cuanto antes podamos decir que somos covi-resistentes.