El arte de la política
Carlos Jurado Caballero

Jerez de la Frontera
La política es el arte de tomar decisiones orientadas al bien común.
Pero en democracia la política va algo más allá. Debiera ser un proceso de abajo hacia arriba, de la gente a los ejecutores, para plasmar en acciones el sentir general.
Hoy, y más aún en esta época de pavor, la política se ha convertido en una especie de tutela, que va de listos a tontos, de los políticos a la gente. Ya no se trata de escuchar antes de hacer sino de argumentar lo hecho o de obviar lo mal hecho. Quiero decir con esto que democracia no puede ser la facultad de elegir a tu dictador favorito.
Yo por ejemplo, que soy parte meritoria de los tontos de abajo, y que tengo el derecho democrático a saber, asisto asombrado a una retahíla declaraciones políticas que no explican nada, o que se evaden para no tener que explicar lo inexplicable o que mienten palmariamente.
Y para hacerlo más fácil, se han admitido previamente las preguntas de corral, han endulzado las afiladas y eliminado las comprometidas.
Días atrás pareció que cambiaban las cosas y todas las preguntas tenían cara, literalidad y firma. Pero el resultado ha sido invariable. Responden a lo amable, mienten o divagan con lo afilado y con lo comprometido se marcan tres vueltas y se bailan un democrático zapateado.
Y todos contentos.




