Rocía con lejía la casa de un enfermero al enterarse de que tenía coronavirus

Madrid

Leo dio positivo por coronavirus el 23 de marzo. Él es enfermero en un centro de salud de la comunidad de Madrid y al contagiarse decidió quedarse aislado en su casa. Un vecino, "con el que mantenía una relación cordial", se preocupó por él al ver que no salía desde hacía una semana y Leo le contó que tenía el COVID-19. Poco después su puerta apareció rociada de lejía.

Este acto de acoso, que están sufriendo varios trabajadores de la comunidad de Madrid, sorprendió a Leo por partida doble. El sanitario lo cuenta: "Un amigo venía a traerme la compra y cuando voy a abrir la puerta encuentro unas manchas en el suelo. Salgo fuera y veo que han rociado el pomo, la cerradura y la mirilla con un líquido que parecía lejía". Más asombro vino después cuando Leo preguntó al vecino que conocía su contagio si sabía algo y confesó que fue él quien atacó su puerta. Precisamente ese vecino se ofreció a hacer la compra por Leo cuando éste le contó que se había contagiado.

Leo tuvo que armarse de paciencia tras ver su puerta vandalizada y después de hablar con su vecino, este le pidió disculpas y le prometió que "mandaría a una señora de la limpieza para que lavara todo".  Leo cuenta que en la conversación inicial en la que le explicó que estaba contagiado su vecino no le dijo nada.

El médico que recibió un mensaje en su casa: "Quiero pensar que parte del miedo por la situación que vivimos"

<p>El médico recibió en su casa un cartel pidiéndole marcharse a otro lugar mientras dura la alarma por el COVID-19</p>

El caso de Leo, aunque aislado, no es el único. Él mismo lo cuenta: "Una compañera mía que está más grave lo ha pasado peor. Al día siguiente de que la ambulancia fuera a su casa tenía empapelado el bloque con carteles."  Leo dice entender el miedo de la gente: "porque es el que tuve yo al principio de la crisis", explica. 

Hemos ido a la guerra sin protección

Leo afirma que la principal causa de que el personal sanitario se haya contagiado ha sido la falta de medidas adecuadas. El enfermero entiende que es difícil encontrar equipos de protección para todos con tan poca antelación, pero afirma: "Hemos sido soldados a los que han mandado a la guerra sin las debidas protecciones." Además, Leo tiene una exigencia: "Igual que los sanitarios hemos dado el 100%, pido a los políticos que hagan lo mismo" 

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Los aplausos de cada tarde a la ocho siguen animando a Leo: "Creo que al personal sanitario le reconfortan los aplausos cuando llegan a casa después de una jornada dura". Él cree que el acoso que ha sufrido es un episodio puntual y que no es nada general. Leo cuenta cómo se encuentra y qué quiere hacer cuando se recupere: "Estoy bien, esperando "negativizar" y volver a trabajar lo antes posible."

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