Danzad, danzad, benditos
En Hoy por hoy celebramos el Día Mundial de la Danza con el bailarín murciano, Ángel Navarro, y con la profesora de danza, Raquel López
Murcia
Como unos benditos. Así está resistiendo el chaparrón pandemico la comunidad de profesionales pertenecientes al sector de la danza en nuestro país (300.000 personas) que realizan unas 155.000 representaciones públicas al año, de las que disfrutan cerca de 50 millones de espectadores y que genera un movimiento de capital de unos 1000 millones de euros al año, según los datos facilitados por los firmantes de la carta llamada 'En defensa de la danza', escrita con motivo del Día Internacional de la Danza, que se celebrará este miércoles 29 de abril, y donde un centenar de artistas de la talla de María Pagés, Antonio Najarro, Olta Pericet o Eva Yerbabuena ponen sobre la mesa reivindicaciones "históricas" como el Pacto de Estado de Cultura, la Ley de Mecenazgo y el Estatuto del Artista; y donde también plantean reflexiones y necesidades urgentes surgidas en el contexto actual.
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En Hoy por hoy hemos aprovechado la jornada conmemorativa para hablar con el bailarín murciano, Ángel Navarro, quien ha pedido la equiparación de la danza a otras disciplinas culturales. "A día de hoy los bailarines somos el último escalón de la cultura en España, por no tener no tenemos ni convenio, lo que ayudaría mucho a la hora de resolver nuestra situación de indefensión ante una situación como la que vivimos. Pedimos igualdad en el mundo de la artes escénicas", ha dicho.
Ángel Navarro recuerda que el sector de la danza fue el primero que comenzó a notar los efectos de la COVID-19 "y lamentablemente seremos los últimos en recuperarnos", comenta. Este joven bailarín afirma con tristeza que este año para él se presentaba muy bueno en cuanto a trabajo "hasta que desde mediados de enero todo comenzó a cancelarse o posponerse; giras nacionales e internacionales. El no saber cuándo me volveré a subir a un escenario me genera un estado de incertidumbre importante", ha reconocido.
A la pregunta de cómo lo hace para no perder su estado de forma en una situación de confinamiento como la que vivimos. Dice Ángel que tiene claro que el cuerpo es la herramienta de trabajo de un bailarín "hay que seguir engrasando la máquina como sea. Intento mantenerme en forma mediante una rutina de ejercicios y entrenamiento físico a diario". Y, aunque le falta espacio en la casa de sus padres; donde reside durante el estado de alarma, también ha realizado alguna clase de ballet adaptando algunos ejercicios al espacio del que dispone.
Ángel Navarro tiene 22 años y es bailarín especializado en danza española. En la actualidad estudia en el Conservatorio Superior de Danza de Madrid. Forma parte del Ballet Español de Murcia y de la compañía Antonio Gades, con la que viene realizando giras nacionales e internacionales durante los últimos años. En estos momentos permanece recluido en Murcia, en casa de sus padres, a la espera de que todo vuelva a la normalidad y así poder seguir bailando, una de las cosas que más le gusta y le hace feliz en la vida.
Otro ejemplo de la importancia de la danza en Murcia lo hemos encontrado en la persona de Raquel López, profesora de danza Clásica en el conservatorio profesional de Danza de Murcia. Además, Raquel dirige una compañía de danza 'Danzarte 21' y es madre de una niña de 12 años, que también responde al nombre de Raquel y que quiere seguir los pasos de su madre. Por lo pronto ya es alumna del conservatorio de Danza de la capital.
La profesora de Danza reconoce que se le hace raro pasar un día como el de hoy en casa, "intentamos llevarlo con optimismo y echarle muchas ganas para que entre todos podamos salir de esta situación", ha dicho.
A nadie se le escapa que por las características de la danza resulta muy complicado poder seguir adelante con el curso. "No nos podemos olvidar que nuestro trabajo es físico y colectivo. Los alumnos necesitan las indicaciones de un profesor que dirija sus movimientos en cada clase", recuerda Raquel.
Aun así, y pese a las dificultades. La profesora de danza ha hecho de la necesidad virtud, y junto al resto de profesores y profesoras del Conservatorio; de los que asegura sentirse muy orgullosa, se ha lanzado a las clases vía telemática. "Desde el primer momento estamos utilizando esta herramienta que nos da la tecnología. Y, aunque no es lo mismo contribuimos de esta forma al mantenimiento de la forma física de nuestros chicos y chicas, que se agarran a sillas y sillones como si fuera la barra de ballet de clase".
Aprovechando la conmemoración del Día Internacional de la Danza, Raquel López, ha comentado los problemas que sigue sufriendo el conservatorio de Murcia. "Nuestro problema es un problema de espacio. Necesitamos lugares diáfanos y un suelo de madera específico para dar clase. Estas características no nos permiten reubicarnos en ningún sitio. Eso es lo que tenemos y eso es lo que hay", reconoce resignada esta profesora a la que ante la falta de espacio para sus clases le sobran ganas para hacer volar a sus alumnos y alumnas.