El Primado Reig, una vida marcada por la epidemia de cólera de 1885
Enrique Reig y Casanova, Arzobispo de Valencia y Cardenal Primado de España fue un eclesiástico atípico ya que se ordenó sacerdote tardíamente a causa de la epidemia de cólera de 1885 que marcó su vida.
Luis Fernández, callejeando por Primado Reig
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Valencia
La tragedia humana que está suponiendo hasta el momento le epidemia de coronavirus se eleva ya hasta los 1.345 muertos en nuestra Comunidad, una cifra que si se analiza fríamente solo ha afectado a un 0.027% de los valencianos -una tasa relativamente baja comparada con otras crisis sanitarias que hemos padecido a lo largo de la historia- pero que sin duda ha golpeado directamente a centenares de familias, circunstancia que unida a la crisis económica y social que lleva aparejada sin lugar a dudas dejará una huella imperecedera en nuestra sociedad, de la misma manera que lo hicieron la gripe de 1918 o el cólera de 1885.
De la epidemia de cólera de 1885 ya hemos hablado en capítulos anteriores, sabemos de algunos de sus protagonistas y tenemos un gran conocimiento de ella gracias al informe elaborado por el Alcalde, José Ruiz de Lihory, gracias al cual tenemos constancia de que murieron alrededor de 5.000 personas en la ciudad de Valencia, un 3% de la población, 100 veces más que la epidemia de coronavirus actual. Sabemos que el médico catalán Jaume Ferrer probó su vacuna con cierto éxito entre los enfermos valencianos y que el doctor Lluch salvó decenas de vidas en los poblados marítimos. Pero la dimensión de la catástrofe, como afectó aquella pandemia a las familias valencianas de entonces hay que ponderarla a través de relatos personales. Y en ese sentido, la fatalidad vivida por Enrique Reig y Casanova es uno de los episodios más esclarecedores del impacto vital que tuvo el cólera sobre la sociedad valenciana de finales del XIX.
Enrique Reig nació en 1859 en la solariega calle dels Exarchs de Valencia, pero pronto se trasladó a Agullent, pueblo natal de su madre. Realizó el bachillerato en Xàtiva y posteriormente volvió a Valencia donde ingresó en el Seminario Conciliar. Obtuvo por oposición una beca en el colegio Mayor de la Presentación y estudió la carrera eclesiástica junto a la de Derecho Civil en la Universidad de Valencia. Fue este un momento clave en su vida, ya que debido a una fuerte crisis espiritual decidió abandonar el Seminario. Empezó a ejercer la abogacía y en 1883 contrajo matrimonio con una familiar suya, Francisca Albert y Reig, por lo que necesitó dispensa de consanguinidad. El matrimonio Reig tuvo una hija (en algunas biografías hablan de dos), pero en apenas dos años, en 1885 el cólera se expandió con gran virulencia por la ciudad de Valencia, afectando gravemente a la familia Reig, arrebatándole la vida a su mujer y a su hija. Cuando enviudó, Enrique Reig contaba con 26 años de edad.
Este golpe vital devuelve a nuestro protagonista a la senda eclesiástica y decide concluir sus estudios en el seminario y ordenarse sacerdote en 1886. Desde entonces, su carrera fue fulgurante. Es Canciller y Vicario general de la Diócesis de Mallorca hasta 1900, Auditor de la Sagrada Rota de Madrid en 1904, Obispo de Barcelona entre 1914 y 1920, Arzobispo de Valencia entre 1920 y 1922, fecha en la que es nombrado Arzobispo de Toledo y Cardenal Primado de España, cargó que ejerció hasta su muerte el 25 de agosto de 1927.
En nuestra ciudad dejó para la memoria la coronación canónica de la sagrada imagen de la Virgen de los Desamparados, que tuvo lugar el 12 de mayo de 1923. Por todo ello, el Ayuntamiento de Valencia decidió que la calle Avellanas fuese renombrada como calle del Primado Reig en honor del sabio y prudente valenciano Enrique Reig y Casanova, rotulación que se llevó a cabo con gran solemnidad el 17 junio de 1923 presidida por el propio Prelado, donde se descubrió una bella lápida confeccionada por los alumnos de la Escuela de Práctica de Manises. Pero después de la Guerra Civil, la calle Avellanas recuperó su nombre y la denominación de Primado Reig fue a parar a un tramo del viejo camino de Tránsitos, tal y como lo conocemos actualmente: la avenida del Primado Reig, una vida marcada por la epidemia de cólera de 1885.