Rebeca Gil (Asociación Chernobyl): "Les abrimos nuestra casa y nuestro corazón para que pasen un buen verano"
Se han suspendido las acogidas por parte de familias navarras a menores saharauis durante los meses de verano a causa del coronavirus
La Asociación Chernobyl sigue trabajando en poder recibir en junio a alrededor de 22 niños y niñas que viven en la zona contaminada de Chernobyl
00:00
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1589459802_158764/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Pamplona
Durante más de veinte años, familias navarras acogen cada verano a menores saharauis, de entre 8 y 12 años, que viven en campos de refugiados en el Sáhara Occidental. Durante dos meses alrededor de 100 familias les abren las puertas de su casa. Este año no despegará ese avión. Se han suspendido estas acogidas a causa del coronavirus.
Carol García, responsable del proyecto Vacaciones en Paz de la Asociación Navarra Amigos del Sáhara, apunta que se sigue "pensando en alternativas y en campañas de recaudación de dinero para no dejar de lado a estos menores, que se les queda una situación horrible. A parte del calor, con temperaturas que alcanzan los 60 grados, ellos también están confinados, no pueden salir y sin alimentos".
Esperanza para Chernobyl
En Chernobyl ya se han cumplido 34 años del accidente nuclear más grande de la historia y la Organización Mundial de la Salud sigue recomendando a día de hoy que los menores que residen en esa zona deberían abandonarla durante al menos 40 días al año para crecer con salud. El suelo sigue contaminado y las familias no tienen recursos.
Mari Carmen Oscáriz, de la Asociación Chernobyl nos explica que están "trabajando para no tener que suspender la acogida de este verano, aunque no sabemos si este año les veremos bajar del avión, estamos a la espera y con mucha incertidumbre". Rebeca Gil y su familia abrieron las puertas de su casa por primera vez este verano a Masha, una niña ucraniana de 7 años, que vive en una aldea, cercana a la zona de exclusión de la central nuclear. "Estamos preocupados por su situación, no sabemos si tendrá las necesidades básicas cubiertas", apunta esta familia.
Precisamente, la Asociación Chernobyl cumple 25 años y no están ni mucho menos de celebración sino que auguran que deberá continuar otros 25 años para que esos niños y niñas ucranianos puedan tener un respiro durante sus veranos.