El plan piloto es una gota de turismo
Los pilotos no hacen turismo, son un espejismo que pretende servir de consuelo, un placebo

"La línea roja" de Matías Vallés (15/06/20)
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Palma
Ninguna región del mundo gestiona el tráfico de personas con la eficiencia de Balears.
Los aeropuertos y hoteles de la comunidad tramitan a diez mil pasajeros en una hora.
Y a la hora siguiente, diez mil viajeros más. Y así sucesivamente.
Este flujo brutal, equivalente a movilizar una ciudad de medio millón de habitantes en dos días, se produce cada mes de agosto sin más incidentes que la pérdida de algún equipaje.
Por eso mismo, conviene reducir el famoso plan piloto que hoy empieza a sus dimensiones reales, que lo hacen prácticamente invisible.
Los dos millones de ingleses y alemanes que llegaron a Balears el pasado junio se repartieron por el millar de hoteles de la comunidad.
Para alojar a los diez mil turistas cobaya de este junio bastarían cinco hoteles, sin necesidad de overbooking.
Por tanto, 995 establecimientos siguen cerrados, por no hablar de la famosa oferta complementaria que orbita a su alrededor.
Los pilotos no hacen turismo, son un espejismo que pretende servir de consuelo, un placebo.
Entre los 17 millones de turistas del año pasado y los cero millones de este 2020, tiene que haber una cifra que garantice la salud incluso mental de visitantes y residentes.
Siempre por debajo de diez millones.




