Doce años de gloria rojiblanca

Gijón

En el fútbol nunca ha sido fácil alcanzar la gloria, más si eres el Sporting. Porque a la plantilla rojiblanca escogió el camino difícil para volver a Primera División allá por 2008. Había pasado una década en Segunda pero el retorno no iba a ser fácil. Una de las claves fue la comunión existente entre jugadores y afición. De la mano de Manolo Preciado, se recuperó la ilusión y se llegó a creer que se podía lograr el ansiado ascenso.

A partir de la jornada 36, el sueño se empezó a tocar con la punta de los dedos. Con 10 futbolistas se consiguió remontar al Granada 74. Era el minuto 91 y Bilic llevaba el delirio a las gradas de El Molinón. En la jornada 40, el Córdoba visitaba Gijón. Los de Preciado comenzaron perdiendo pero aquel equipo creía en sí mismo y remontó. Hubo que esperar hasta el minuto 80 cuando Luis Morán perforó la portería de los andaluces. En la 41 tocó Castalia. Un partido, el de Castellón, que nadie olvidará porque quien dio aire a los rojiblancos fue un competidor directo: la Real Sociedad que pinchó en Vitoria. El Sporting perdió pero el derbi vasco en Mendizorroza dio la vuelta a favor de los vitorianos y la locura se desató en Castalia. El Sporting sabía que llegaba a la última jornada sin tener que mirar a nadie. Un empate o una victoria lo ascendían a la gloria. La semana previa la ciudad se engalanaba y el municipal gijonés se convirtió en una olla a presión con miles de sportinguistas esperando para celebrar la fiesta. No fallaron. El 15 de junio de 2008 se impusieron al Eibar y Asturias volvía a tener un equipo en Primera División. David González en la sintonía de un Carrusel Deportivo Gijón especial y Manfredo Álvarez y Edu Pidal en nacional dieron voz a la alegría de una ciudad que volvía a Primera después de una década.

Uno de los grandes futbolistas de aquella plantilla fue Mate Bilic, fichado en el mercado invernal y que marcó 10 goles en 22 partidos. Bilic ha recordado en SER Deportivos Gijón lo sucedido hace 12 años. "Éramos una piña y nos divertíamos. No había rivalidad y todo el mundo quería subir", recordaba el croata. Aquel grupo de jugadores, donde estaban Canella, Míchel, Matabuena, Barral o Luis Morán ganó 20 partidos, empató 12 y perdió 10 con 61 goles a favor y 40 en contra. Doce años de la gloria que bien merecen un recuerdo.