Mejor de lo esperado, peor de lo deseado
Pasamos de los tiempos en que nos considerábamos dominados por la pandemia a pensar que podíamos controlarla a nuestra voluntad

"La línea roja" de Matías Vallés (23/06/20)
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Palma
El fin de la alarma obliga a realizar un balance, a ver si así nos enteramos en qué consiste la nueva normalidad.
En los días oscuros de marzo, ni las perspectivas más negativas parecían descartables.
Cuando llegó la luminosidad de mayo, dimos por sentada la solución demasiado pronto.
Pasamos de los tiempos en que nos considerábamos dominados por la pandemia a pensar que podíamos controlarla a nuestra voluntad.
Los pronósticos funestos quedaron suavizados, pero tampoco hubo un final feliz con beso incluido.
De hecho, los besos quedan excluidos.
En vísperas de no celebrar la velada de San Juan, debemos concluir que las cosas han ido mejor de lo esperado, pero también peor de lo deseado.
Y que el bolsillo nos duele a casi todos, el coronavirus se ha infiltrado en las carteras con mayor habilidad que en los pulmones.
En resumen, que nos quedan fuerzas para levantarnos, pero no sabemos muy bien hacia dónde ir.
Recuperar la situación vigente en enero parece imposible, y no hemos sido educados para crear unas nuevas condiciones de la nada.
La única alternativa es el bricolaje, emplear los materiales viejos para darles un uso inesperado.
El bricolaje es nuestra especialidad, así llegamos a ser humanos.




