La final de Copa más larga, la del primer título del Dépor, cumple 25 años
El Deportivo conmemora este sábado un cuarto de siglo de su primer título
Queda para el recuerdo el diluvio que suspendió el partido y el cabezazo del 'bajito' Alfredo
A Coruña
La final más larga de la Copa del Rey cumple este sábado 25 años, los que han pasado desde que el Deportivo levantó su primer título oficial, se confirmó como SuperDépor y puso el broche a la etapa de Arsenio Iglesias al frente de su banquillo.
El 27 de junio de 1995, el equipo gallego se cobró la revancha con el Valencia, que un año antes le había dejado sin la Liga del penalti de Djukic, aquella pena máxima que falló el ahora entrenador del Sporting de Gijón y que acabó engrosando las vitrinas del Barcelona.
Después de aquel dramático encuentro para el Deportivo, su portero, Paco Liaño, pronosticó lo que iba a pasar en la siguiente temporada cuando le advirtió al Valencia: "arrieros somos, y en el camino nos encontraremos".
Se encontraron en el Santiago Bernabéu el 24 de junio y, en ese escenario, en el que luego también levantaría una Supercopa de España y la Copa del Rey del Centenariazo, el Deportivo formó de inicio con Liaño, López Rekarte, Ribera, Djukic, Voro, Nando, Aldana, Donato, Fran, Manjarín y Bebeto.
Enfrente, un Valencia con Zubizarreta, Giner, Camarasa, Juan Carlos, Roberto, Mazinho, Fernando, Poyatos, Mendieta, Mijatovic y Penev.
Los deportivistas se adelantaron a los 36 minutos con un tanto de Manjarín, que presionó un saque de puerta de Zubizarreta, persiguió a tres jugadores del Valencia y le robó la cartera a Giner para batir al portero en el mano a mano con un disparo cruzado.
Empieza el diluvio
La lluvia empezó a encharcar el césped del Bernabéu, casi impracticable, y en esas condiciones, en la piscina en que se convirtió el estadio del Real Madrid, con continuos resbalones en ambos equipos, el Valencia fue capaz de neutralizar el marcador a los 71 minutos al aprovechar una falta que ejecutó Mijatovic y que no pudo desviar Liaño.
El aguacero no dio tregua, de la lluvia se pasó al granizo y el árbitro, García Aranda, tuvo que parar el partido cuando quedaban once minutos por disputarse mientras en la grada los aficionados intentaban refugiarse como podían de las piedras que caían del cielo.
Con el campo impracticable y los vestuarios anegados, el encuentro se suspendió definitivamente y se reanudó tres días después en el mismo escenario y de nuevo con miles de deportivistas en la grada, a 600 kilómetros de casa.
El Deportivo había hecho una de sus permutas que, a la postre, fue decisiva: Alfredo Santaelena había sustituido a Adolfo Aldana a los 52 minutos de encuentro.
La mayoría daba por hecho que el partido, al que le quedaban once minutos e iba 1-1, acabaría en la prórroga, pero el equipo gallego salió decidido a que no fuera así.
A los cuatro minutos de la reanudación, Manjarín, el autor del primer tanto, colgó el balón al área y allí apareció Alfredo, con su 1,69 de altura, para decidir una final de altura.
Él, que ya le había dado una Copa del Rey al Atlético de Madrid en la prórroga de la edición de 1991, logró anticiparse a Camarasa con un control de pecho y al puño de Zubizarreta metiendo la cabeza para superar por arriba al guardameta y poner al Deportivo de nuevo por delante en el marcador.
El equipo coruñés sufrió, Mijatovic dispuso de una falta similar a la que había transformado tres días antes, pero esta vez, sin lluvia, el esférico salió desviado y el Deportivo levantó el trofeo.
Fue el primero de su historia, el de la despedida de Arsenio Iglesias como su técnico, el de la confirmación de aquel proyecto del presidente Augusto César Lendoiro que había nacido a finales de los ochenta con el Deportivo en Segunda División.
"Aquello fue espectacular porque encima era el primero y eso es como el amor. Marcó la pauta porque venía después del 94, con las primas, y las idas y venidas, y era el Valencia, un grandísimo Valencia que, igual que nosotros le plantábamos cara al Madrid y al Barcelona, ellos también", explica a Efe, cinco lustros después, el entonces dirigente.
El Deportivo, que ahora lucha por la permanencia en Segunda División, añadió a aquel título, también bajo la dirección de Lendoiro, una Liga (2000), otra Copa del Rey (2002) y tres Supercopas de España (1995, 2000 y 2002).