Toponimia y deporte: del trinquet de Cavallers al Valencia Arena
El nombre de los recintos y el espacio público donde se ha practicado algún deporte también forma parte del corpus toponímico de la ciudad. Desde el trinquet de Cavallers hasta el actual Arena, Valencia cuenta con innumerables ejemplos
Toponimia y deporte: del trinquet de Cavallers al Valencia Arena
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Valencia
Como hemos comentado muchas veces en estas páginas, los nombres de las calles, de los caminos, las partidas o las acequias que forman parte del paisaje urbano y rural, fueron impuestos por el pueblo a lo largo de los siglos y respondían a criterios prácticos y funcionales, muchos de ellos heredados de voces mozárabes y otros sancionados tras la conquista. Unos apelativos populares que fueron validados por la tradición y la costumbre, y que hacían referencia a aquello que caracterizaba el espacio en cuestión, entre ellos también los relativos a los juegos que se practicaban en el espacio público. La calle del trinquete de Caballeros, la plaza de la Botxa o la plaza de la Pelota – actual plaza de Mariano Benlliure – son magníficos ejemplos de onomástica urbana vinculada al ocio deportivo que practicaban los valencianos desde tiempos inmemoriales.
Pero la revolución liberal e industrial del siglo XIX lo cambió todo, la forma de denominar el espacio público y la afición por nuevos deportes importados que requerían de otros recintos e instalaciones. Ahora el espacio para la práctica deportiva toma el nombre del barrio, la calle o la partida sobre la que se asienta, sancionado por los propios aficionados y popularizado en los medios de comunicación. En 1878 se rotula con el nombre de Pelayo la calle por la que se accede al nuevo trinquete construido diez años antes, y desde entonces ambos nombres, el del recinto y la calle que lo acoge formaran una denominación inseparable. También llegó a la ciudad la afición por la modalidad de pelota vasca y se construyó un frontón en 1893 cerca de la Alameda para su práctica, conocido como Jai-Alai, que en el proceso de metonimia inverso acabó por dar nombre a la calle por la que se accedía, conocida como calle Jai-Alai hasta su sustitución por el actual de pintor Peiró en 1932.
El siglo XX nos trajo el deporte que en pocas décadas se iba a convertir en un espectáculo de masas: el football. Los primeros partidos acaecidos en nuestra ciudad se disputaron en la Platgeta del Cabañal y en un terreno contiguo al camino de Algirós, topónimos ambos vinculados para siempre a la historia del balompié patrio. Los tres grandes clubes de la ciudad construyeron sus nuevos campos para adaptarse a la demanda de sus aficiones, y los recintos tomaron el nombre del lugar donde se alzaron. El Valencia FC construyó su flamante estadio en un terreno surcado por la acequia de Mestalla, el Gimnástico levantó su sede en el huerto de Vallejo, cerca del camino de Alboraya y el Levante se instaló en el Camí Fondo del Grau.
La segunda mitad del siglo nos deparó nuevos escenarios y nuevas denominaciones, con la tendencia al alza de consagrar los estadios a mecenas y prohombres destacados de la historia de cada club. El Levante, ya fusionado con el Gimnástico, se trasladó cerca de Orriols, bautizando su casa como Estadio Antonio Román. Antes, el Valencia ya había hecho lo propio, mutando el nombre de Mestalla por el del mítico presidente Luis Casanova. Otro recinto deportivo emblemático de la época fue el pabellón Marcol donde disputaba sus encuentros el club balonmano homónimo propiedad del empresario valenciano Ernesto Martínez Colomer.
Otra versión muy extendida a finales de siglo para la denominación de recintos deportivos fue la de utilizar el nombre de glorias del deporte en homenaje y memoria a su carrera. Así podemos encontrar el velódromo Luis Puig y el circuito Ricardo Tormo, aunque para designar el nuevo pabellón polideportivo municipal construido en 1983 en el polígono de viviendas de la Fuente de San Luis, se utilizó la fórmula clásica del topónimo donde se encontraba ubicado el pabellón