La calle del Maestro Clavé

Valencia

Entre las calles de San Vicente y Gracia –actual músico Peydró – y perpendicular a ambas vías se abría desde tiempos inmemoriales la irregular calle del torn de Sant Gregori, denominación popular que recibía por encontrarse allí la portería y el torno del desaparecido convento de San Gregorio, un edificio que había albergado desde el siglo XIV la Casa de Mujeres Arrepentidas y que tras la desamortización de Mendizábal se había convertido en prisión. Un penal que por cierto hizo famoso Blasco Ibáñez ya que pasó en él largas estancias después de ser encarcelado en varias ocasiones por sus campañas periodísticas contra el régimen de la Restauración.

Pero la puesta en funcionamiento de la Cárcel Modelo hizo que la cárcel de San Gregorio fuese poco a poco vaciándose hasta su derribo en 1911, dejando un inmejorable y céntrico solar, al nivel de los del barrio de Pescadores, para la construcción de una manzana completa de casas que, desde su construcción hasta los años 30, dominó el skyline del centro de la ciudad. El bautizado como edificio Olympia por acoger en su seno el teatro homónimo, obra del arquitecto Vicente Rodriguez – responsable de muchos de los edificios de la Exposición Regional de 1909 – fue entonces la actuación residencial más importante de la ciudad.

Sobre la suntuosa fachada norte de este flamante edificio Olympia tuvo lugar, ahora hace 100 años –el 3 de agosto de 1920- el acto de descubrimiento de la lápida rotuladora de la calle del maestro Clavé, obra del artista Carmelo Vicent, dedicada por el valenciano Orfeón de la Vega a su fundador, José Anselmo Clavé Camps (Barcelona, 1824 – 1874), responsable de las primeras sociedades corales populares en España. El nombre del maestro catalán sustituyó al histórico del torno de San Gregorio que según los responsables políticos de la época carecía de sentido al haber desaparecido el convento al que hacía referencia, igual que había pasado con las calles del torno de San Cristóbal o del torno de Santa Tecla.

El nombre de Clavé se unía así al de Guimerá en un acto de unión fraternal entre Valencia y Cataluña impulsado por el consistorio valenciano dirigido por el republicano Ricardo Samper en 1920. La figura del maestro Clavé era uno de los símbolos del progresismo español al ser considerado el impulsor del movimiento asociativo que aglutinó a las sociedades corales dirigidas a las clases trabajadoras. Se dedicó desde bien joven y de forma autodidacta a estudiar música, y pronto entendió el poder de esta disciplina para educar y regenerar a los obreros que ocupaban sus ratos de ocio en las tabernas. El 2 de febrero de 1850 fundó La Fraternidad, la primera asociación coral de trabajadores que se fundó en España, y sus sociedades corales, conocidas como Coros Clavé se extendieron por toda España, creando a su alrededor auténticos ateneos populares que contaban con cajas de socorros mutuos y donde se impartían clases a los más necesitados. En Valencia fueron el Micalet y la Vega los orfeones creados al calor de los Coros Clavé bajo protección del maestro Giner, gran amigo de Clavé, y fueron estas asociaciones las que pidieron al Ayuntamiento que una calle de la ciudad fuese rotulada con el nombre de su fundador, Anselmo Clavé, igual que se estaba haciendo en otras muchas capitales del país.