El silencio puede ser un buen negocio
Los escépticos que se preguntaban cómo lograría el Govern interceptar a millones de hooligans británicos y alemanes ya tienen la respuesta, no vendrán

La línea roja de Matías Vallés (30/07/2020)
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Palma
Buenos días. La supresión por decreto del turismo inglés, del sobrio y el de borrachera, solo puede entenderse como un primer paso.
El famoso “sector” llevaba décadas planteando la urgencia de un cambio de modelo turístico, sin hacer nada al respecto.
Al final, todo se quedaba en repetir el sol y playa, regado con mucho alcohol.
Los escépticos que se preguntaban cómo lograría el Govern interceptar a millones de ‘hooligans’ británicos y alemanes ya tienen la respuesta, no vendrán.
La pregunta más acuciante plantea a qué te puedes dedicar en Balears, si no te emborrachas ni piensas arrojarte por el balcón.
Muy sencillo, puedes dedicarte a estar callado. O a meditar, un procedimiento que se diferencia en que pagas por estar callado.
Sé que está mal decirlo en una radio, pero el silencio puede ser un buen negocio.
Los centros de estar callado, perdón, de meditación atraerían a viajeros concienciados socialmente, que tienen una alimentación más sana y que, por tanto, son más ricos que los gamberros ruidosos
“¿Lo escuchan? Es el silencio”, dijo Albert Rivera antes de estrellarse en las elecciones generales, pero quizás era un iluminado que nos estaba enseñando el camino hacia una riqueza menos contaminante.
Lo importante es la convicción, y los hoteleros baleares han demostrado que pueden extraer oro de las piedras, o de la arena.




