Último adiós a Joaquín
El Museo Pablo Serrano acoge este domingo la capilla ardiente del cantautor y escritor
Zaragoza
A las 11 de la mañana se abría la capilla ardiente en el Museo Pablo Serrano de Zaragoza para dar el último adiós al cantautor aragonés Joaquín Carbonell. Amigos y seguidores del artista se acercado hasta allí, en un goteo continuo. Este lunes, su cuerpo será incinerado y sus cenizas esparcidas en el Calvario de Alloza (Teruel), de donde era natural.
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Silencio, lágrimas y una enorme tristeza. Este es el ambiente que se vive en el vestibulo del Museo donde está instalada la capilla ardiente. Sus fieles seguidores le han recordado como "una persona entrañable".
Distintas autoridades se han acercado al Museo para dar el pésame a la familia. El primero en acudir ha sido el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, que recordaba a su amigo con unas letras de un poema de Miguel Hernández. Se conocieron en los años 70 y ahora con su muerte, dice Lambán "Aragón pierde un hombre muy imoprtante de su historia reciente".
Al presidente, le sucedía la delegada del Gobierno en Aragón, Pilar Alegría que manifestaba que "con su muerte nos ha dejado huérfanos".
El presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada, trasladaba también su pesar y se refería a Carbonell como el "cantautor por excelencia",
El Justicia de Aragón, Ángel Dolado, tiraba de recuerdos y se remontaba a finales de los años 70 cuando lo oyó cantar en el anfiteatro del instituto en el que cursaba sus estudios.
El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, y la vicealcaldesa, Sara Fernández, recordaban su paso por el Teatro Principal hace apenas unos meses.
Alloza, su pueblo
Una comitiva del Ayuntamiento de Alloza, localidad que le vió nacer, se trasladaba hasta Zaragoza para rendir homenaje a su vecino. El alcalde, Miguel Ángel Aranda, aún consternado por la noticia anunciaba que se había decretado día de luto en el pueblo, lugar en el que Carbonell era muy querido.